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viernes, 25 de septiembre de 2015

La siguiente revolución industrial viene de la mano de la siguiente revolución digital

Gracias al desarrollo exponencial que están teniendo tecnologías como la inteligencia artificial (AI), la Internet de las Cosas (IoT), la Internet Móvil, los vehículos semiautónomos o la robótica, se está gestando una nueva revolución industrial marcada por la creciente autonomía de los procesos industriales del factor humano, y el reemplazo de recursos naturales por recursos generados en procesos industriales. Ello tendrá un profundo impacto en la productividad y la competitividad de las industrias y de las naciones, así como en el empleo. Nuevos paradigmas se están generando en el desarrollo industrial, al corazón de los cuales se haya las tecnologías digitales.

Esencialmente, estas tecnologías están dotando a los procesos industriales de la capacidad de analizar datos, tomar decisiones y ejecutarlas eficientemente sin errores, a costos que serán muy inferiores a los actuales. Efectivamente, los costos de estas tecnologías, que en algunos casos hoy son caros, bajarán siguiendo el mismo patrón de los computadores, que hoy entregan por US$400 la capacidad de procesamiento que el año 1975 costaba US$5 millones.


Las potencias industriales que hoy exhiben como principal ventaja competitiva el costo de la mano de obra ya están trabajando en cómo adaptarse a los nuevos tiempos. Especialmente Corea del Sur y China están apostando fuerte a la llamada “Economía del Conocimiento”. Pero también están siguiendo su ejemplo países mono productores de recursos naturales como Qatar, conscientes de que se están creando tecnologías alternativas y renovables que pueden dejar obsoleto el producto que hoy venden. Al respecto, Chile haría bien en al menos comenzar a evaluar si todo esto le afecta y cómo y generar un Plan estratégico al respecto. No podemos seguir viviendo de espaldas al siglo 21 solo porque los paradigmas del siglo 20 siguen funcionándonos bien. 

Alfredo Barriga

jueves, 30 de julio de 2015

Windows 10: ¿Rompiendo paradigmas o recuperando terreno perdido?

Microsoft lanzará su sistema operativo Windows 10 que será gratis para la base instalada de Windows 7 y 8x. Primera vez en su historia que entrega un producto "core" de forma gratuita. Se calcula que dejará de ingresar 500 millones de dólares solo el primer año. No es mucho considerando que sus ingresos anuales se miden en decenas de miles de millones de dólares. 

Microsoft anuncia que Windows 10 es algo totalmente distinto a lo que había hasta ahora, y por ello "se salta" el número 9 que correspondía a esta versión. La pregunta que cabe hacer es si esa disrupción lo es consigo mismo o en el mercado. ¿Está Windows 10 cambiando paradigmas o simplemente poniéndose al día con su competencia?

Por décadas, la gran ventaja competitiva de Microsoft fue su sistema operativo Windows. Dentro de las muchas ideas brillantes de su fundador, Bill Gates descubrió el paradigma del "estándar de facto" en la industria del software. Por cierto, Steve Jobs - que fue gran rival en vida - reconoció a Bill Gates - como su principal aporte a la industria - la invención de la empresa de software 100% pura. 

El estándar de facto del sistema operativo consiste en poner el mismo a un precio tan bajo que sea rápidamente adoptado por la mayoría de los fabricantes de computadores. Entonces se genera un círculo virtuoso, porque mientras más computadores tengan un sistema operativo determinado, más aplicaciones se harán para el mismo, y mientras más aplicaciones haya, más computadores se venderán. 

Esa fue la esencia del enorme éxito económico de Microsoft, que lo convirtió en una máquina de hacer dinero. Hasta entonces, los sistemas operativos eran propietarios - es decir, amarrados a una máquina de una marca concreta. Este fue el modelo de negocios seguido por Apple. Con el lanzamiento del primer chip de Intel, ya comenzaron a surgir empresas que desarrollaron sistemas operativos para dicho chip, separando la marca del computador del fabricante del sistema operativo. Debido a ello, IBM ensambló, más que desarrollar, el PC - rompiendo su modelo de negocios, donde sistema operativo y computador eran desarrollados por la misma empresa. Debido a ello, Microsoft tuvo la oportunidad de su vida de desarrollar el DOS para el IBM PC. Y Bill Gates tuvo la astucia de hacer un contrato de licenciamiento de software en vez de venta de software: a pesar de que IBM contrató a Microsoft para desarrollar un sistema operativo para el IBM PC, Gates consiguió que fuese un licenciamiento, que le permitía hacer lo mismo para otros fabricantes de computadores con Intel dentro. En ese momento, IBM era el gigante de la computación. Microsoft era nadie. El único fabricante de PCs fuerte era Apple, que usaba el chip de Motorola y no podía por lo tanto usar el DOS de Microsoft. IBM le restó importancia, porque durante toda su historia - que era la historia de la computación mundial hasta ese momento - lo importante había sido "la máquina". Jamás se imaginó IBM que con ese contrato estaba dando pie a que le entrara una enorme competencia directa, ni que con la Ley de Moore los PC acabaran por reemplazar a los mini computadores, que eran su principal fuente de ingresos. 

Disculpen la larga disertación, pero es importante para entender qué pasó después. 

Microsoft por lo tanto estableció el modelo de negocios de la industria del software, que luego sería el modelo de negocios de la industria de la informática entera. Y desde allí se transformó en una máquina de hacer dinero, invencible. Hasta que llegó Internet, que cambió todo. 

La World Wide Web y el HTML fueron una disrupción al modelo inventado por Microsoft. Una plataforma informática disruptiva, masiva... y gratis. Internet no inventó el software gratis - existía desde hacía mucho tiempo, bajo varias modalidades - pero cambió para siempre los pilares del modelo de negocios en los que se basaba Microsoft - en cuyo corazón se hallaba el sistema operativo Windows. No lo hizo de un día para otro. De hecho, cuando salió la www, Bill Gates le restó importancia - cometiendo el mismo error que IBM había cometido con Microsoft escasamente 10 años antes (el IBM PC salió en 1981, y la www salió en 1991). 

El caso es que con Internet hubo una nueva independencia. Si Microsoft había independizado el sistema operativo de la marca del computador, el HTML (el lenguaje que permite a la www existir) independizó las aplicaciones del sistema operativo. Durante 10 años Microsoft había construido su predominancia en el mundo de la computación sobre la base de dominar el sistema operativo, presente en el 90% de los computadores del mundo, y creciendo a dos dígitos año tras año. Gracias a esa predominancia, Microsoft podía desarrollar software para su propio sistema operativo con ventajas competitivas. Con Office barrió a los demás fabricantes de software de productividad personal, como Lotus (comprada por IBM), Wordstar, DBase, Borland, y una larga lista de empresas que ya nadie recuerda. Se hizo famoso por la práctica de "querer comprar" una aplicación existente en el mercado para luego decirle a los vendedores que en realidad ya estaban trabajando en algo igual. 

Todo eso tardó 17 años en comenzar a desmontarse. Las vueltas de la vida: quien hizo que eso sucediera fue... Apple. Con su iPhone y su iPad creaba dos nuevas categorías de dispositivo informático, los cuales se masificaban a una velocidad nunca antes vista en una de por sí muy rápida industria. A Apple rápidamente le salían dos competidores que en dos años le quitaban a su vez su preponderancia: Google con el sistema Android y Samsung con sus smartphones de la linea Galaxy. Tanto se masificaron, que hicieron lo que hasta entonces no había sucedido jamás: la venta de Notebooks y de PC bajó, siendo reemplazados por estos dispositivos. Y ahí sí que se estaba afectando al corazón del negocio de Microsoft. 

Windows 10 es la respuesta de Microsoft frente al nuevo escenario. Para fortuna de la empresa, no han tenido que pasar por la traumática experiencia de IBM, que estuvo a punto de quebrar mientras aún era la empresa más grande del mundo en la industria de la informática, y tuvo que reinventarse completamente. Al parecer la salida de Steve Balmer y a llegada de una nueva generación, con un nuevo mandamás que viene del entorno Internet, ha hecho posible esta nueva regeneración del popular sistema operativo - aún, el que está presente en más dispositivos computacionales del mundo. 

Google ya estaba detrás de hacer que su Android funcionara en todo tipo de dispositivo. Bajo ese punto de vista, el anuncio de que el mismo Windows 10 podrá funcionar con computadores, smartphones, tablets, y dispositivos de la Internet de las Cosas como el anteojos 3D, no es disruptivo ni novedoso. Lo importante para Microsoft es que han sido capaces de sacarlo antes. Han aprovechado su "core knowledge" para hacer desde cero un nuevo sistema operativo que responda a lo que viene por delante este siglo 21, donde la va a llevar el "multidevice" y la Internet de las Cosas (IoT por sus siglas en inglés). 

En definitiva, Microsoft simplemente se está poniendo al día, pero al hacerlo está reorientando su modelo de negocios de acuerdo con la nueva realidad. Y lo está haciendo bien. Apoyándose en sus fortalezas e incorporando rápidamente los nuevos paradigmas - aunque no los haya inventado. Camino paralelo al seguido en su día por IBM en su reinvención, cuando sacaron del léxico corporativo la frase "not invented here" como desprecio a todo lo que no fuera IBM. 

El futuro de Microsoft, y de las empresas de informática en general, está "en la nube", es decir, en Internet. Para Mc Kinsey, la principal tecnología disruptiva es en este momento la Internet móvil, que incorporará para el año 2025 a 2 mil millones de habitantes más. En la nube estarán las aplicaciones. Y Microsoft quiere que los dispositivos que se conecten a la nube lleven Windows 10 dentro. Por primera vez en su historia, tienen que salir a vender su sistema operativo al consumidor final, que es quien elije Android (de Google) o IOS (de Apple) en sus dispositivos. 

La industria de las tecnologías de la información se prepara para un gran cambio, y no podemos saber aún quienes resultarán ganadores. 

Alfredo Barriga

jueves, 29 de enero de 2015

First Look: Windows 10 cambia paradigma en Microsoft

Creo que Windows 10 es un punto de inflexión de parte de Microsoft, que últimamente parecía haber perdido el norte y su razón de ser. Vuelve a ser lo que fue originalmente: una empresa de software. Pero ha demostrado además aprender de su competencia y de todo lo ocurrido en el mundo de las tecnologías digitales en lo que va de siglo 21.

Windows 10 es un cambio conceptual radical, basado sin embargo en algo sencillo, obvio y de sentido común: un sistema operativo verdaderamente multi dispositivo. Viendo los videos promocionales uno se pregunta cómo no se les había ocurrido antes. Recuerda al caso de Apple y el iPod. Sony tenía toda la tecnología y era dueño de todas las partes necesarias para inventar el iPod. Sobre todo después de su éxito con el Walkman. Sin embargo, no lo hizo, y un fabricante de computadores – Apple – si. Microsoft tenía todo para inventar lo que al fin ha salido bajo Windows 10, y no lo había hecho. Se arriesgaba a que le pasara lo mismo que a Sony. Me alegro que no fuera así, y que haya sido capaz de reaccionar.

Windows 10 es un sistema operativo para la era de la computación que se abre en el siglo 21: móvil, hiperconectada, basada en la nube, multi-dispositivo y rápidamente adaptable aún por personas sin experiencia digital. Microsoft tenía sistema operativo para computadores personales, para videojuegos, para smartphones y para Tablets. Pero cada uno de ellos tenía sus particularidades. Tenía sus servicios y aplicaciones en la nube, pero el mundo Smartphone no era igual que el mundo PC o el mundo videojuegos. Tenía incluso dispositivos como el X-Box. Se acababa de comprar Nokia. Y sin embargo, cada cual iba por su cuenta. Ahora se unen bajo una sola plataforma, pero partiendo de cero, y reinventando lo que es un sistema operativo. Funcionalidades que solo estaban en los smartphones, como Cortana – competencia de Siri - ahora están en todos los dispositivos con Windows 10. Y se añaden nuevas categorías de dispositivos, como un computador holográfico impresionante que son en realidad unos anteojos inteligentes (smart glass), o una pizarra touch inteligente.

Francamente, no pensé que serían capaces de hacerlo, porque Microsoft parecía haberse convertido en una empresa pesada, lenta, burocrática aunque muy eficiente, con diversas líneas de producto que no conversaban entre ellas – muy parecido a Sony cuando no pudo inventar el iPod teniendo todo para hacerlo. Parecía que la época de Microsoft se acercaba a su ocaso. No tenía la imagen de una empresa innovadora como sus rivales Apple y Google. Ahora sí. 

La estrategia de marketing – donde Microsoft sigue siendo excepcional – apunta a una penetración global e inmediata hacia el nuevo paradigma. Genial. Por primera vez en su historia, el upgrade será gratis para 1.500 millones de usuarios que tienen Windows 7, 8.1 o 8.1 phone, siempre que lo cambien antes de 1 año. Microsoft busca un “Big Bang” alrededor de su nuevo sistema operativo. Un “antes” y un “después”. Con ello, Microsoft se integra de pleno a la gran lucha que hasta ahora estaba siendo protagonizada por Apple y Google. Solo le falta un elemento para estar realmente en igualdad de condiciones: un ecosistema de aplicaciones del tamaño de AppStore o Google Play. 

En cualquier caso, el consumidor es el gran beneficiado.

Alfredo Barriga

domingo, 11 de enero de 2015

Being Right

La centroderecha chilena debe rearticularse alrededor de las ideas que ha defendido siempre, pero insertándose en el siglo 21. Necesita una misión que convoque e ilusione a todos, con un objetivo que genere entusiasmo porque realmente beneficia a todos. Traer  a Chile los beneficios del siglo 21, que será un siglo digital, es el mejor objetivo que puede poner. La Sociedad que nos trae Internet incorpora principios que tradicionalmente ha defendido de la centroderecha, como libertad e iniciativa individual, meritocracia, igualdad de oportunidades, o rol subsidiario del Estado.

Internet - junto con otras tecnologías disruptivas - está cambiando la sociedad civil, la economía y la política, tanto o más como en su día cambió al mundo la revolución industrial y el capitalismo. Estamos pasando desde una Sociedad  Industrial, cuya economía está basada en el capital financiero, a una Sociedad Digital, cuya economía está basada en el capital intelectual. El foco de las naciones será el descubrimiento y desarrollo de los talentos personales para que, como resultado, las personas trabajen en aquello en lo que tienen más talento y más les gusta. Como consecuencia, habrá una creación de bienestar muy superior al actual, junto a una mayor cohesión y justicia social. Internet genera un ecosistema que facilita que esto suceda.

Si la centroderecha pone su foco en la incorporación plena de Chile al siglo 21,  sus principios serán automáticamente defendidos, cambiando de una vez por todas el eje de la política desde el pasado hacia el futuro, superando esta sociedad aún bipolarizada alrededor de la lógica del sí y el no.

Los talentos no desarrollados de los chilenos son el peor despilfarro de recursos que tenemos, y traen mucha frustración a mucha gente. El cobre no es renovable. Los talentos, si. El cobre no nos ha dado ni nos dará mayor igualdad de oportunidades, ni mayor cohesión social, ni una mejor sociedad. Los talentos, sí. Los problemas de fondo de Chile no se resolverán con mayor Estado ni con mayor mercado, sino con mayor talento, y con un país enfocado a que todas las personas puedan descubrir y desarrollar los suyos. El crecimiento económico del siglo 21 viene de la mano del desarrollo del capital intelectual, y solo el capital intelectual puede darle verdaderas oportunidades de promoción social a quien no las tiene. Es el camino corto hacia un verdadero desarrollo.

Sin un Desarrollo Digital para Chile, nos quedaremos en la trampa del ingreso medio, con una sociedad que exige cada vez más y un Estado que debe crecer cada vez más para intentar entregar lo que se exige. Seremos un país que se queda en la explotación de recursos naturales y no crea buenos puestos de trabajo.

En el Siglo 21, “being right is being right”. Las ideas correctas (being right, en el sentido de “estar en lo correcto”) vendrán de ideas que siempre ha defendido la centroderecha (being right, en el sentido de “ser de derecha”), pero solo  en la medida en que ésta trabaje por la Sociedad donde dichas ideas funcionan de verdad para entregar a todos mejores oportunidades y calidad de vida. De lo contrario, Chile seguirá votando por la centroizquierda, porque se mantendrán las ineficiencias de un modelo social y económico fracasado en su promesa de llegar a todos, y que necesita del Estado como “elemento balanceador”.  

Alfredo Barriga

Enero de 2015

miércoles, 20 de agosto de 2014

Software libre, software licenciado y leyes

Se ha armado un gran revuelo por un supuesto lobby de parte de Microsoft en una ley que pretendía imponer el uso de software libre en el Estado. 

Me parece insólito que los diputados de la República pretendan regular por ley qué tipo de Software debe comprar la Administración Pública. 

En primer lugar, porque es un insulto a los Gerentes de Informática o CIO del Estado, gente profesional que sabe, como cualquier persona con un mínimo de experiencia, que el costo real de un proyecto informático no es el de la licencia de Software sino el TCO (Total Cost of Operation) donde entran muchos más factores (soporte, mantención, seguridad del código, facilidad del usuario con el uso de la aplicación, capacitación para ponerlo en marcha, etc.). Los CIO del Estado usan código libre a veces y licencias otras veces, según sea el proyecto y según sea el TCO. No hay dogmas en esta situación. Demonizar a las empresas de Software licenciado es simplemente una estupidez. 

En segundo lugar, el mundo de las soluciones informáticas va "hacia la nube". Eso quiere decir que más que comprar Software - licenciado o no - se comprarán servicios. El nuevo paradigma se denomina "Software as a Service (SaaS) y lleva ya años en el mercado, con creciente aceptación. El Estado deberá ir también hacia la nube, y ello supone cambios de paradigma en la compra de TIC por parte del Estado. Ya no se trata de comprar software sino de comprar servicios basados en sistemas digitales. Importa poco en este nuevo escenario qué tipo de Software hay debajo, en la medida en que el servicio es bueno y el precio también. Importa mucho poder cambiarse de un servicio a otro, o tener una barrea de salida desde un proveedor hacia otro. Eso tiene más que ver con el modelo de datos y el SLA (service level agreement, o acuerdo de servicio del proveedor)

Por último: mañana podría salir un Software licenciado con un TCO mucho más bajo que el de una solución basada en Software libre. ¿Y el Estado se vería obligado a seguir usando uno más caro? ¿Qué pasa con los servicios SaaS que son con Software licenciado? ¿Van a obligar a dejarlos fuera por el hecho de ser licenciados?

El software libre (FLOSS) y el software propietario no son excluyentes, sino complementarios. El fenómeno más grande de la historia en informática se ha hecho sobre la base de software libre: la Web. En la Web sin embargo, conviven software libre y software propietario, en perfecta armonía, generando la mayor revolución de innovación, emprendimiento y creación de bienestar que se recuerde en la historia. Porque al final del día lo importante es la libertad de escoger.

Hay un grupo de fans del software libre que una y otra vez, desde hace 10 años, han estado empujando este tema de obligar a usar dicho software en el Estado, y que hacen lobby a través de diputados y senadores. Lo sé por experiencia propia. Hace 10 años atrás, su planteamiento era muy atendible. Hoy es anacrónico, por las razones apuntadas arriba. 

Las tecnologías de la información son quizá la industria más dinámica del mundo. Es absurdo y un despropósito legislar sobre esas materias. Las leyes pueden quedar caducas el mismo día de su firma.  

Alfredo Barriga

lunes, 10 de marzo de 2014

Tecnologías disruptivas, economía, Estado y Sociedad

Las Tecnologías Disruptivas (TD) pueden mejorar la calidad de vida de miles de millones de personas al entregar productos y servicios existentes a costos radicalmente inferiores a los existentes. Crean un excedente del consumidor que puede llegar hasta el 100% para algunos productos de Internet, reemplazando industrias completas, como sucedió con Wikipedia y las enciclopedias o con Skype y la larga distancia.

Esos costos de producción radicalmente más bajos tienen un curioso efecto en el PIB: un país puede ver declinar su PIB y mejorar su calidad de vida, porque produce a costos radicalmente más económicos.

Las TD cambian la naturaleza del trabajo. La Sociedad Industrial inventó el modelo de trabajo que conocemos, basado en la actividad presencial alrededor del elemento creador de valor (fábrica u oficina). Con las TD ya no es necesario. Pero además los puestos de trabajo se desagregan en tareas especializadas que no requieren personal 100% dedicado a una sola organización, creando un contrato por resultados.

Las TD requieren nuevas habilidades y competencias de la mano de obra. El sistema de acreditación de competencias por parte de un monopolio (las Universidades) pierde sentido, y las mallas curriculares generales también. Cada persona creará su propia malla curricular, acreditándose en habilidades y competencias concretas desde múltiples fuentes de acreditación, en menor tiempo que el actual.  

Las TD traen un cambio social. El sentido de pertenencia a una comunidad pasa desde un entorno geográfico a un entorno virtual. La asimetría de información entre gobernantes y gobernados, y entre empresas y consumidores se reduce a cero: todos tienen acceso a la misma información. Consecuentemente, las relaciones de poder son desafiadas.

Todo lo anterior supone un cambio de mentalidad para economistas, empresarios y gobernantes. No es que cambien las reglas del juego: cambia el juego mismo. Igual como sucedió cuando se pasó desde el despotismo ilustrado hacia la democracia y la revolución industrial.

Para la mayoría de las naciones del mundo, esta es su primera experiencia de cambio profundo. De cómo respondan dependerá el papel que le tocará jugar en el nuevo orden mundial que está emergiendo. 

Alfredo Barriga

PD: este es un artículo resumido para formato prensa de otro más amplio que puede leer en http://alftic.blogspot.com/2014/03/como-cambiaran-las-tecnologias.html

domingo, 2 de marzo de 2014

Cómo cambiarán las tecnologías disruptivas a la Economía, la Sociedad y el Estado

En julio del 2013 publiqué un breve artículo sobre el informe de Mc Kinsey Global Institute "Disruptive technologies: Advances that will transform life, business, and the global economy", donde además de enumerar las tecnologías disruptivas calculé que el impacto económico sería de entre 1 y 2 veces el actual PIB de Estados Unidos, y señalé algunos pocos ejemplos. Me faltó mucho más que comentar, y pasados estos meses - donde, una vez más veo como esas predicciones se van cumpliendo a un ritmo incluso mayor que el previsto - quisiera traer a colación los efectos que estas tecnologías van a traer sobre la economía y sobre la Sociedad. Efectos que muestran con mayor fuerza cómo estamos saliendo de la Sociedad Industrial y estamos entrando de lleno en la Sociedad del Conocimiento. Efectos que muestran donde están las oportunidades y los desafíos de economías como la chilena, fuertemente ligada a la explotación de recursos naturales.

El PIB ya no mide la riqueza

Una de las consecuencias más importantes de la irrupción de las nuevas tecnologías disruptivas tiene que ver con la medición del Producto Interior Bruto (que expresa el valor monetario de la producción de bienes y servicios de demanda final de un país (o una región) durante un período determinado de tiempo (normalmente un año). El cálculo del PIB se hace a partir de la valoración de todos los productos y servicios que produce una economía en un año. El PIB no contabiliza por lo tanto el llamado excedente del consumidor (que se define como la ganancia monetaria obtenida por consumidores toda vez que pueden comprar un producto en un precio definido por el Mercado que es menor que el precio más alto que están dispuestos a pagar). Nunca antes en la historia había ocurrido que dicho excedente fuera del 100% sobre el precio del mercado debido a que el precio de mercado es cero. Y eso es lo que está trayendo la Economía en Internet. 

Por ejemplo, tomemos el caso Kodak, que recientemente quebró. La valoración de lo que Kodak producía (rollos de película para fotos) fue desmaterializado por las cámaras digitales. El valor de dicha producción (que entraba en el PIB) ya no aparece, puesto que las fotos no quedan en el film, sino en dispositivos digitales. Para entender las implicaciones de este fenómeno, imaginemos que en un país solo se consume fotografía. Su PIB medido con los medios tradicionales desaparecería (no hay rollos de película), y sin embargo, las fotografías siguen existiendo (de hecho, la evidencia empírica muestra que han aumentado exponencialmente, debido a que el costo del material sobre el cual va la foto tiene un costo marginal ínfimo, aumentando la demanda). ¿Pero, desapareció el PIB?



Veamos el caso de los smartphones. Recientemente recibí la imagen de al lado, donde se ve un anuncio de Radio Schack del año 1991 (¡no hace tanto!) En la imagen se dice que todos los artículos allí anunciados hoy están gratis en un smartphone... pero eso no es todo.


Añado que además hay otros productos gratis que hasta ahora había que comprar aparte y que ni siquiera se vendían en 1991(como un GPS), y otros que no son del catálogo de Radio Shack y que están igualmente gratis en el smartphone  (como una consola de juegos). Y por último, añado el acceso a un sinfín de contenidos gratis por los que antes había que pagar (revistas, prensa, películas, libros, cursos de formación...)


Antes de que existiera el iPhone (o sea, hace escasamente 7 años), todos esos productos y servicios tenían que ser manufacturados, y por lo tanto tenían un precio que se contabilizaba en el PIB. Ahora no tienen dicho precio. Lo único que se contabiliza en el PIB es el precio del smartphone y el precio mensual de plan de telefonía móvil. ¿Se "destruyó" PIB? Contablemente puede que sí, pero funcionalmente, no. Los bienes y servicios siguen existiendo, incluso con mayor valor agregado que antes. Los productores de esos bienes y servicios de sustitución cobran por ellos, directamente o indirectamente (vía publicidad en el caso de muchas aplicaciones y la mayoría de los contenidos a los que se accede desde el smartphone). La diferencia se traspasó 100% como excedente del consumidor, que no se mide en el PIB. 

Por supuesto, la pregunta del millón es qué pasa con ese valor. ¿Puede una economía sostenerse sin cobrar nada por sus servicios y productos? La respuesta es obviamente que no. ¿Donde está el valor entonces? Cambió de naturaleza y de lugar. En otro informe de Mc Kinsey (Internet matters: The Net's sweeping impact on growth, jobs, and prosperity) se muestra cómo la Economía de Internet es, desde hace muchos años, de lejos la más pujante del planeta, creciendo a dos dígitos año tras año, superando el PIB de Canada en apenas 20 años de existencia, y creando 2,6 puestos de trabajo por cada uno que destruye. El PIB medible está en la producción de servicios y productos de esa nueva economía, que es capaz de crear -paradójicamente - mayor riqueza con menos dinero, debido a la reducción exponencial de costos de producción y a la creación de un mercado global de 2 mil millones de consumidores al cual se tiene acceso inmediato. En definitiva, en Internet el PIB no mide la "calidad" de riqueza y bienestar creados por actividades económicas, puesto que con un PIB mucho más bajo se puede tener un bienestar mucho más alto, debido al costo de los factores, exponencialmente más bajos. 


En la medida en que la Economía en Internet en un país sea una proporción mayor de la economía total del país, se puede dar por lo tanto la paradoja de que el PIB decline y sin embargo las personas vivan mejor. 


Esto no es solo lo relacionado con Internet, como lo demuestra el informe de Mc Kinsey sobre las 12 tecnologías disruptivas. Por cierto, todas esas tecnologías tienen una cosa en común: la disrupción consiste en que su aplicación da un resultado exponencialmente más alto que en la actualidad, con un costo exponencialmente más bajo que en la actualidad. 


Ello supone que costos de salud, educación, energía, agricultura, minería, transporte, construcción, electrónica, servicios financieros, medios de comunicación, laboratorios, y una larga lista adicional, van a bajar sustancialmente, gracias a tecnologías como automatización de trabajos del conocimiento (una enorme cantidad de trabajo que hoy se hace por personas - incluso trabajos intelectuales - serán hechas por máquinas), Internet de las cosas (uso eficiente del agua y de la energía, salud remota), robótica avanzada (reducción de costos de manufactura, minas sin mineros, cirugía), vehículos autónomos (transportes sin conductores), genómica de siguiente generación (tratamiento de enfermedades, mejora en cosechas), materiales avanzados (nanomedicina, almacenamiento de energía, química mejorada) o energía renovable alternativa (generación distribuida de electricidad). La inteligencia artificial reemplazará trabajos de alto valor que hoy se contratan, y esas personas pasarán a desempeñar otras funciones. Recientemente, una empresa de inversiones de Hong Kong contrató como Director ¡a un algoritmo! Cuando les preguntaron por qué, dijeron que 
tomaba mejores decisiones de inversión que todo el Directorio junto. Eso implica que el reemplazo de funciones realizadas por personas, por parte de las máquinas no va a afectar solo a los trabajos rutinarios de personal poco cualificado, sino también a trabajos más ejecutivos: 




El trabajo dependiente es reemplazado por el trabajo independiente, y las actividades rutinarias se desagregan de los puestos de trabajo


La Sociedad Industrial creó de forma masiva el trabajo dependiente, porque el centro estaba en la fábrica, y para hacerla producir había que estar allí mientras estuviese funcionando. Para llevar a cabo las actividades propias de la empresa se necesitaba la coordinación de muchas personas con un rol específico, que eran contratadas bajo un criterio de presencia en el lugar de trabajo. 


En la medida en que las labores presenciales se puedan automatizar, no es necesaria la presencia de las personas en el lugar de trabajo. Las nuevas tecnologías, por otra parte, están trayendo consigo una súper especialización del trabajo, por lo cual son cada vez más las actividades que pueden ser realizadas por personal que no está "en plantilla", trabajando exclusivamente para una empresa. De hecho, el "sector" que más puestos de trabajo ha creado últimamente es el sector "autoempleo". Si se tomara como un sector aparte, es el que más trabajo crea en una economía como la chilena, como ilustraba en otro artículo. Doy fe con mi propio caso de que esta es una opción fascinante. 


La comentada automatización masiva de actividades productivas y administrativas, incluso de actividades de alta complejidad, van a cambiar la naturaleza del trabajo desde uno dependiente a uno independiente, con una gran creación de trabajo en actividades que hasta ahora no se hacían. ¡Los 10 trabajos más demandados en 2010 no existían en 2004!

En otro estudio de Mc Kinsey ("Help wanted: The future of work in advanced economies") se concluye en los mismos términos: las tecnologías están cambiando la naturaleza del trabajo. En la medida en que las empresas redefinen cómo y donde las diferentes actividades se llevan a cabo, requieren de nuevas habilidades y de nuevas relaciones empleador-empleado. A pesar de los altos índices de desempleo, los empleadores tienen dificultades para encontrar trabajadores con las competencias que se requieren en la actualidad. La globalización está permitiendo a dichas empresas acceso a talento a menores costos, pero también a una creciente necesidad por trabajadores más cualificados. Los trabajos menos cualificados están desapareciendo debido a la automatización. Los trabajos que se crean en el sector manufacturero tienen más que ver con investigación y desarrollo, diseño de producto, ingeniería, y marketing. Se están "desagregando" los puestos de trabajo, separando actividades rutinarias que no requieren alta cualificación, las cuales se automatizan o reasignan a trabajadores especializados (Pág. 3). 

Va a haber traspasos de gigantescos pozos de valor desde industrias tradicionales hacia industrias emergentes y como excedentes del consumidor

El caso de Kodak comentado arriba no es una excepción: en los últimos años varias industrias han sido víctimas de terremotos como el descrito, y en la medida en que estas nuevas tecnologías se desarrollen, más industrias tradicionales desaparecerán o deberán reinventarse. Esto es debido a que el valor que aportan las tecnologías crecen exponencialmente, mejorando su productividad debido a una mayor creación de valor a un costo radicalmente menor. 

Aparte de la industria de la fotografía, podemos citar los casos del sector de la prensa, la música, el cine, las telecomunicaciones, el turismo, el retail, las editoriales, o la banca. Y hacia un futuro no muy lejano, la educación, la salud, la minería, la biología, la química, la construcción, la energía, el transporte, los seguros, el Estado, y un largo etcétera. 

En todos los casos sucederá lo mismo: actividades que se hacían en la organización se automatizarán o se sacarán fuera de la misma, para ser realizados en otros países con menores costos. Los puestos de trabajo que se perdieron en la última crisis dentro de los países más desarrollados no se recuperarán: se fueron a países emergentes con mano de obra más barata. 

Las nuevas tecnologías están creando una nueva Sociedad con un nuevo papel para el Estado, la Academia y la Sociedad Civil 

Para administrar esta nueva "tecno-economía" será necesario contar con mucho talento, y muy especializado. No está claro que el actual sistema de educación superior tenga sentido en ese contexto. Por un lado, se va a requerir de personas formadas con nuevas habilidades y competencias continuamente, y de forma muy rápida. El sistema de acreditación de competencias en el cual se basa el actual modelo, orientado a certificar una malla de conocimientos por parte de un monopolio (la Universidad) y que acreditan que alguien es "agricultor", "ingeniero" o "arquitecto" dejará paso a una acreditación por cada competencia, que podrá o no ser hecho por una Universidad. De esa forma, las personas podrán generar una carrera personalizada a sus talentos y gustos, dando un salto enorme en el retorno sobre el talento, lo cual reforzará la mejora en la productividad comentada arriba. 

La noción de Estado-nación fue generada para un mundo cuya capa social y cohesión estaba fuertemente ligado alrededor de la territorialidad. Internet está destruyendo fronteras, no solo en lo que se refiere a actividades económicas, sino también sociales. Está emergiendo una conciencia de pertenencia global, aunque se manifieste virtualmente. Cada vez un mayor número de actividades quedan fuera de las fronteras de la Nación y del Estado, y por lo tanto, fuera del "contrato social" por el cual las personas transfieren soberanía al Estado. Eso plantea un enorme desafío hacia el verdadero rol del Estado a partir del siglo 21. 

La sociedad se está "aplanando" fuertemente. El acceso igualitario a información de todo tipo permite a la misma cuestionarlo todo, con argumentos de peso. Las nuevas tecnologías han acercado más a los gobernantes y los gobernados, pero paradójicamente ello le ha quitado poder a los gobernantes, que deben "bajar de su pedestal" para ponerse a la misma altura que los gobernados y ser objeto de un mayor escrutinio público. Se va a requerir de verdaderos líderes para la política en el futuro. Personas que sean capaces de inspirar y mover hacia objetivos compartidos por todos, muchos de los cuales los gobernados ni siquiera saben que necesitan. De lo contrario el tejido social, en la medida en que los gobernados tienen más poder, se puede resquebrajar y acabar en anarquía. Inspiradores en lo político al modo en que Steve Jobs lo fue en lo empresarial, soñando realidades para los consumidores que ni sabían que necesitaban, pero que una vez la tuvieron en sus manos, no podían vivir sin ella. Ese será el nuevo perfil del líder. Y de esos, hay pocos. 

Las políticas públicas deberán hacerse cargo de los nuevos desafíos. Así como en el Siglo 20 la prioridad fue el desarrollo industrial de las naciones, en el Siglo 21 va a ser el desarrollo y asignación eficiente del talento de las naciones. El "cobre" del siglo 21 es el conocimiento. Exactamente el punto que estoy trayendo a colación. 

La política misma va a sufrir un cambio. El tradicional eje derecha/izquierda tal y como ha existido durante todo el siglo 20 pierde sentido. Internet, por ejemplo, funciona con muchos de los valores tradicionalmente defendidos por la derecha (esfuerzo personal, emprendimiento, valor de la empresa privada) pero también hace realidad muchas aspiraciones de la izquierda (especialmente la de igualdad: dentro de la red todos somos iguales). Y el Estado, casi no existe... salvo para hacer trámites y cobrar impuestos Online

Los economistas - y los empleadores - tendrán que aprender a medir variables que hoy no se miden

La economía y la administración de empresas ha evolucionado muchísimo desde que comenzó la revolución industrial, pero esa evolución se ha estancado desde hace tiempo. En general se trabaja con variables medibles, y lo que está sucediendo con la irrupción del conocimiento como factor de producción y de productividad es que las variables medibles ya no explican totalmente los fenómenos macro y microeconómicos. La incorporación masiva de las nuevas tecnologías harán más patente que hay factores no medibles que son clave para la administración - sea de la economía o de la empresa.

"Ceteris paribus" como dicen los economistas, entre dos naciones o empresas con la misma infraestructura y stock de capital, será más competitiva la que tenga mayor creatividad. ¿Y cómo se mide la creatividad? ¿Cómo se mide el talento? 

Hace rato que los balances no reflejan el valor real de las empresas, especialmente de las más innovadoras. Dentro de un mismo sector, hay empresas con los mismos activos y pasivos que tienen un valor de mercado muy superior a sus competidores, gracias a su capacidad de innovación. Esa capacidad o "capital intelectual" es la parte más valiosa del valor de mercado de la empresa, pero no está en el Balance. 

Hay países emergentes cuyas economías han crecido más que países con más recursos, debido a su inversión en capital humano (que no forma parte de la "inversión bruta de capital"). En la medida en que el talento pase a ser "lo" relevante para el crecimiento económico y la creación de valor, será necesario incorporar la medición del mismo en los números, tanto en las empresas como en las cuentas macroeconómicas. No hacerlo va a llevar a la mala toma de decisiones, porque éstas se tomarán con variables que no explican la creación de valor

Desafíos para los países de América Latina

La Sociedad latinoamericana es fuertemente jerarquizada, por lo cual el "aplanamiento" descrito arriba le va a afectar muchísimo. Basa su economía fundamentalmente en los bienes tangibles, mientras que la creación de valor vendrá por el lado de los intangibles - destruyendo muchos puestos de trabajo que hoy están principalmente ligados a los bienes y servicios tangibles. No tiene una cultura de desarrollo y retención de talentos. En suma, están mal preparados para los desafíos del siglo 21. Lo que es peor, no es consciente de los desafíos del siglo 21. Sigue viviendo en el siglo 20, buscando "alcanzar el desarrollo" bajo los paradigmas de la Sociedad Industrial. Frente a los fenómenos de la economía digital, cree que solo está habiendo un cambio menor en las reglas del juego. Y lo que está cambiando es el juego mismo. 

Hay además un hecho histórico: todos los países de la región se crearon a comienzos del siglo 19, al alero de la revolución francesa y de la revolución industrial. Toda la región llegó tarde a la Revolución Industrial, y ningún país supo ni pudo transformarse en un país desarrollado. Países de Asia que estaban fuera, como Corea del Sur, lo consiguieron. Países de Europa que estaban fuera como España, lo consiguieron. Ninguna política pública ni económica le permitió entrar a ningún país de América Latina dentro del grupo de países desarrollados. 

Hay otro hecho histórico: nunca en la historia republicana de los países latinoamericanos les había tocado un cambio de era, como sí sucedió con los países europeos o los milenarios países asiáticos. Ahora es la primera vez. Ahora hay una segunda oportunidad de llegar al desarrollo. El pueblo latinoamericano ha sido históricamente muy ingenioso, y eso es un activo de cara al siglo 21. Pero si ese ingenio no se canaliza hacia el desarrollo de talento, volverá a perder el tren del progreso, como ha sucedido en los últimos 200 años.  

Alfredo Barriga
Publicado originalmente el 2 de marzo de 2014
Segunda Edición, el 22 de Enero de 2015