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domingo, 4 de septiembre de 2011

Agenda Digital II: el vaso medio lleno

En uno de los cursos del MBA en el IESE nos contaban acerca de un empresario catalán que tenía una fábrica de zapatos y enviaba a dos de sus hijos a prospectar mercado en sendos países africanos. Al poco tiempo recibió un mensaje del primero: “cero potencial de mercado: nadie usa zapatos”. Luego recibió un mensaje del segundo: “excelentes perspectivas: nadie usa zapatos”. Y es que una misma realidad puede ser vista de forma innovadora y convertir lo que aparece como un fracaso en una oportunidad.



En mi anterior posteo explicaba por qué lo digital no es tema en la elite de Chile. En este posteo mostraré el otro lado de la medalla: qué hay y cuál es nuestro potencial.


Chile sigue siendo el “mateo del barrio” respecto del uso de TIC. Estamos en el puesto 39 en el Network Readiness Index de 2010-2011, un puesto mejor que el año anterior. Subimos 6 puestos en el ranking de e-gobierno de las Naciones Unidas entre 2008 y 2010. Estamos aproximadamente a un 67% del promedio de la OCDE en el uso de TIC (Índice de Desarrollo Digital, IDC, Mayo 2011). El año pasado se entregaron más de 100 millones de servicios electrónicos por parte del Estado, que ofrece más de 46o trámites electrónicos al público. Al menos 67 de estos trámites se hacen 100% vía Internet. El ingreso de la Banda Ancha Móvil ha supuesto pasar de los 3 millones de accesos (por cierto, no es efectivo que exista “solapamiento” entre ambas, salvo en el segmento más innovador del mercado). El año pasado, se pagaron más de US$20.000 millones en impuestos vía Internet. Según un estudio llevado a cabo por Subtel con la Universidad Alberto Hurtado, las personas compran banda ancha para apoyo a la educación como principal razón (38%). Tenemos una penetración de casi el 100% en banca electrónica, respecto del total de cuentas corrientes. Hay Bancos en los cuales los clientes emiten más cheques electrónicos que cheques de papel.


Todo esto ha sido a pesar de que la agenda digital no es tema en Chile. ¿Dónde estaríamos si realmente fuera tema? Por lo tanto, los esfuerzos de todos quienes desean un mayor desarrollo digital para el país se deben de concentrar en ese solo punto: hacer que la Agenda Digital sea parte de la agenda del país. Que exista una visión digital del país, a largo plazo, como la tienen otros países más adelantados. Chile ha demostrado, como sociedad, que puede ir muy lejos, si sabe dónde ir. El modelo económico que surgió en la década de los 70, que tuvo amplio apoyo, pasó a ser agenda país de forma transversal, y el país triplicó su PIB per cápita en 20 años. Que el modelo esté cuestionado después de ese tiempo no modifica el hecho de que, cuando ponemos consenso respecto de algo y trabajamos focalizados, llegamos muy lejos.


La Economia en Internet en este momento es el Ferrari de la economía mundial. Sigue creciendo a dos dígitos. Superó el PIB de Canadá. Mueve 8 trillones de dólares al año en comercio electrónico. Crea 2,6 puestos de trabajo sobre todo en la PYME por cada uno que destruye. Mejora el PIB entre 0,5 y 1,5 puntos por cada 10 puntos de mayor penetración en banda ancha. Está generando un mercado de US$120 mil millones anuales adicionales en el mundo en el sector de servicios globales. Es donde están las oportunidades.


¿Cómo se posiciona todo esto en la agenda país? Difundiéndolo, “evangelizando”, llevándolo a todas partes, repitiéndolo con convicción y fuerza en los lugares que hasta ahora han estado de espaldas a esta realidad, no por falta de interés, sino por falta de conocimiento.

Tenemos aún muchas oportunidades como país, y debemos aprovecharlas. Arriba decía que estamos 39 en el índice NRI, y que habíamos mejorado un puesto. Pero Uruguay subió 12 y Colombia, 5. Subimos 6 lugares en e-gobierno, pero Colombia subio 21 y nos pasó por tres lugares. Quizá esta sana competencia nos sirva para galvanizar los esfuerzos de todos y generar un verdadero cambio de paradigma en nuestra Sociedad, que solo puede ganar si hace las cosas bien en el inicio de esta nueva era, la de la Sociedad del Conocimiento.


Alfredo Barriga

viernes, 2 de septiembre de 2011

La cruda realidad de la Agenda Digital en Chile


Lamentablemente la gran revolución digital que está sacudiendo al mundo, abriendo oportunidades a países que llegaron tarde a la revolución industrial y no pudieron quedar entre las naciones desarrolladas, no es tema en Chile. Los países mencionados se han desarrollado más rápido que nosotros, han generado sociedades más justas, y sobre todo, tienen una visión largo plazo que transforma el país en uno mejor. Ahí está Corea de Sur, n°1 en gobierno electrónico, que durante 7 presidentes seguidos ha perseguido generar una sociedad del conocimiento, siendo una gran nación industrializada. Y que para llegar a eso tuvieron otro gran plan público-privado que transformó un país pobre y agrícola en lo que es hoy.


Se dice que los jueces hablan por sus sentencias. Análogamente, los empresarios hablan por sus organigramas y sus estados financieros, los gobiernos por sus presupuestos, la academia por sus mallas curriculares y centros de investigación, los Think Tanks por sus papers, los partidos políticos por sus programas y los legisladores por las leyes que promueven. Pues bien, respecto del tema de la Sociedad del Conocimiento y de la Agenda Digital, su silencio es elocuente.


El Estado sigue siendo la organización que más gasta en Tecnologías de la Información y Comunicaciones en Chile, aunque es menos del 1% de su presupuesto total anual. En todo caso, el mejor ranking que tenemos siguesiendo en e-gobierno (18 del mundo).


Las empresas siguen utilizando las TIC como un “automatizador de procesos” más que un transformador de paradigmas. Los CIO corporativos reportan a la Gerencia de Administración y Finanzas, y no a la Gerencia General como ocurre con las empresas que están avanzando más en la materia, cambiando sus paradigmas de negocios.

En el mundo académico, no hay centros de investigación sobre la sociedad del conocimiento o la economía en Internet, o los nuevos paradigmas mundiales que trae la revolución digital. Los Think Tanks no han producido hasta la fecha ningún “paper” sobre las oportunidades históricas que se presentan al país de la mano de la revolución digital y de formas cómo podríamos aprovecharlas.

En ninguno de los programas de los partidos políticos se dedica un capítulo a este tema. Los legisladores no analizan y por lo tanto no proponen nuevos marcos legislativos que pueden ser de su iniciativa para generar un marco más propicio al desarrollo digital del país.

Ni siquiera los estudiantes, que claramente necesitan un cambio de mallas y metodologías acordes a la nueva realidad, lo mencionan entre sus peticiones. En definitiva, la cruda realidad es que el desarrollo digital del país no es tema para nadie, y que Chile sigue atado a modelos, esquemas y conceptos que tuvieron sentido a fines del S.XX y hoy son, por decir lo menos, anacrónicos.


La Sociedad del Conocimiento no es una entelequia. A partir de Internet y de la WWW se ha generado un ecosistema social y económico basado en el acceso a una cantidad gigantesca y creciente de conocimiento y de herramientas para crear valor a partir del mismo, gran parte de los cuales son gratis.


La economía en Internet crece sistemáticamente a dos dígitos año tras año, y ya supera el PIB de Canadá. Crea 2,6 puestos de trabajo por cada uno que destruye (3, en el caso de Chilecompras, único del que hay estudio en Chile). Genera 8 trillones de dólares anuales en comercio electrónico. Permite a las PYME exportar el doble de lo que hacen cuando no usan Internet. Es responsable de ente un 20% y un 33% del incremento del PIB de las naciones que lideran en conectividad. Y sin embargo, como país, seguimos poniendo las fichas en la Sociedad "Offline", que es incapaz de mostrar esos resultados.


La demanda por banda ancha es superior a lo que la oferta puede entregar con los mecanismos tradicionales de mercado, lo cual ha hecho que en los países que lideran en esta revolución digital, el Estado haya debido complementar mediante agresivos programas la cobertura que el mercado no puede entregar, y lo han hecho con el conocimiento de la rentabilidad social y económica de dicha inversión: cada diez puntos de penetración de banda ancha en un país, incrementa su PIB entre 0,5 y 1,5 puntos más al año. Australia hizo los cálculos y se embarcó en la inversión en infraestructura más grande de la historia económica para entregar a todos sus habitantes fibra óptica al hogar o, en su defecto, Banda Ancha Móvil de alta velocidad.


Los países de la OCDE, recientemente reunidos en París bajo el lema “La Economía en Internet: Generando Crecimiento y Empleos” han reconocido los beneficios de este ecosistema, que se pueden resumir en cuatro: libertad, empoderamiento de las personas, transparencia, e igualdad de oportunidades. Internet y la WWW han sido la creación más exitosa de la historia, generando un ambiente innovador, emprendedor, democratizador e igualador como nunca antes se había visto. Las naciones que están apostando fuertemente por esta revolución, están viendo un gran cambio en la calidad de vida de sus habitantes. La revolución digital no tendrá paciencia con las naciones que le den la espalda, o que se empecinen en seguir funcionando con paradigmas de la Sociedad Industrial, que están siendo claramente superados por la Sociedad del Conocimiento.


Las Naciones Unidas, la misma OCDE, los foros internacionales como el World Economic Forum, la APEC, el TPP, el eLAC, están dedicando tiempo, presupuesto y neuronas hace tiempo y en forma creciente a la sociedad de la información y del conocimiento. Las Naciones Unidas declararon en junio de este año como derecho humano básico el acceso a Internet.


Los niños que hoy entren al pre kinder, cuando salgan a trabajar, postularán a puestos de trabajo que hoy no existen, usando herramientas que no se han inventado, y en formas que ni podemos imaginar. El sistema educativo fue pensado para generar mano de obra a la Sociedad Industrial. Es totalmente inadecuado para la Sociedad del Conocimiento. Estamos preparando futuros frustrados, mano de obra no cualificada, ineptos, analfabetos digitales en un mundo digital. Los contenidos y metodologías de enseñanza en Internet hacen obsoletas las clases de hoy, y coexisten en un mundo con contenidos gratis e instituciones con fines de lucro, que entregan buena formación a menor costo que la formación tradicional... y donde el "truco de la inmobiliaria" no se puede hacer 


Chile, desde su creación, ha sido un país orientado a los recursos naturales, algunos renovables, otros – los que más aportan a la economía – no renovables. Ha sido un importador neto de conocimiento, teniendo sin embargo todo para producirlo y exportarlo. Ha explotado recursos tangibles no renovables sin generar un recambio no tangible, como han hecho otros países que eran, hace 30 años, menos desarrollados que Chile. Seguimos siendo un país esencialmente productor y dependiente de un producto, y nos falta visión de largo plazo, o Plan B para cuando ese producto ya no esté. Algunos países árabes productores de petróleo, ya desde la creación de la OPEC, generaron políticas públicas para “el día que se agote el petróleo”, invirtiendo grandes sumas en empresas no vinculadas al petróleo y en educación de calidad para sus súbditos, enviando a los mejores a estudiar a las mejores universidades. Han invertido en la economía digital más rápido que nosotros, al punto que ya nos han pasado en el Índice del Banco Mundial sobre conectividad (Network Readiness Index). Y no son los únicos países: Chile ya es superado por Israel, los Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Estonia, Malta, Malasia, Bahrein, Chipre, Eslovenia, Túnez, China y 25 países del primer mundo.


Y sin embargo, la sociedad civil está preparada para aprovechar las oportunidades de la revolución digital. En un reciente estudio realizado por Subtel con la Universidad Alberto Hurtado, un 63% de los usuarios chilenos tienen un conocimiento medio o alto del uso de Internet; un 86,5% considera que Internet ha sido un aporte en la educación de sus hijos (y un 48% contrató Internet para apoyo en la educación de los hijos o para autoformación); un 67% considera que ha sido un aporte en el trabajo. Por lo tanto, ya no es solo acerca de redes sociales o entretención, sino de valor agregado en temas de importancia para las personas.


El desarrollo digital de Chile es el mejor y más económico camino para llevarlo a ser una sociedad de oportunidades, más igualitaria, más transparente, más libre, con más y mejor calidad de edcuación, salud y trabajo, y menos dependiente de recursos que en algún momento se van a terminar. El sistema, que venimos acarreando desde hace tantos años, no nos ha llevado y no nos va a llevar al desarrollo. Ha producido y mantiene un país que crece pero sigue siendo muy desigual. No ha conseguido, a pesar de todos sus cambios de políticas, crear una sociedad de oportunidades con movilidad social. Y la solución no va por más Estado o menos Estado, porque eso es seguir dándose vueltas alrededor del mismo círculo. El Estado como lo conocemos hoy en todo el mundo es una organización arcaica creada al albor de las revoluciones de comienzos del siglo XIX. El vibrante mundo en Internet se ha creado al margen del Estado, global desde su concepción, libre, abierto, transparente.


La solución es incorporarnos – cuanto antes – a la Sociedad del Conocimiento y a las oportunidades que trae consigo. Los próximos 10 años van a ser críticos. Ahí nos jugamos pasar a ser parte del mundo desarrollado o quedarnos para siempre como un “país extractor”, la actividad más antigua de la historia de la humanidad, creadora por ello del modelo de Sociedad más básico, arcaico, jerarquizado y socialmente injusto.

Aprovecho para dar las gracias a todos quienes me han dado su apoyo y sugerencias por redes sociales y correos electrónicos en estos 18 intensos meses. A quienes me han comprendido y a quienes no, forzándome a explicarme mejor. He procurado dentro de la vorágine del cargo responder personalmente a cada una y a cada uno y encauzar sus inquietudes en proyectos concretos. El no haberlo logrado es mi responsabilidad.

Alfredo Barriga