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sábado, 13 de enero de 2018

Por qué las empresas de tecnología son las más valiosas del mundo en Bolsa

Las tres empresas más ricas del planeta por capitalización de mercado son Apple, Google y Microsoft. Tienen dos cosas en común. Una es bastante obvia: son de tecnología. Pero no es por eso que son las más valoradas del mercado. La verdadera razón es que tienen una filosofía común: son empresas inclusivas. Y estoy usando el término en el mismo sentido en que lo emplea el libro “Por qué fracasan los países”. En los próximos diez años, se podrán aplicar los mismos conceptos para explicar “por qué fracasan las empresas”.

¿Y por qué fracasan? Porque son extractivas. Una pequeña porción de su personal recibe grandes rentas mientras que la mayoría no se beneficia de lo bien que le vaya o no a la empresa. El resultado es baja motivación, que lleva a baja productividad, que lleva a baja valoración de mercado.

Cien años atrás, Henry Ford decía: “tengo que pagar bien a mis empleados para que puedan comprar mis autos”. Sentido común. El caso es que podía pagarles bien porque había incrementado radicalmente su productividad mediante la línea de montaje.

Treinta años atrás, Bill Gates se dijo: tengo que hacer accionistas de mi empresa a mis empleados para que les interese el valor de lo que crean. Sentido común una vez más. Solo que en este caso no se trataba de mejorar la productividad mediante un sistema externo a los trabajadores, sino mediante uno interno: la inclusividad.

Las empresas de tecnología son esencialmente “empresas de neuronas”. Lo que les da valor son aquellas cosas “absurdamente geniales” que pedía Steve Jobs y que llevaron a Apple a generar la utilidad más alta de la historia. Son por su esencia empresas del conocimiento. La Sociedad del conocimiento ya ha triunfado, y esas tres empresas que lideran la valoración de mercado son la demostración de ello. Las demás empresas deben aprender donde está hoy el dinero.

El desarrollo y supervivencia de las empresas dependerá de cómo capte talento y lo ponga a trabajar. El valor ya no depende de una máquina que se compre fuera, ni de una plana gerencial por muy buena que sea. Apple, Google y Microsoft buscan tener el “equipo A”, donde todos son buenos y están directamente involucrados en el valor de mercado de su empresa, porque son accionistas. Son empresas inclusivas.

Todavía no conozco ninguna empresa así en América Latina.

Alfredo Barriga 
Consultor en Estrategia Digital e Innovación 
Profesor Facultad Ingeniería UDP

Ex Secretario Ejecutivo de Desarrollo Digital

miércoles, 10 de enero de 2018

Unidos ante el Futuro Presente

El presidente electo Sebastián Piñera, en su discurso tras su victoria el pasado 17-12, convocó a trabajar unidos, porque cuando los chilenos nos unimos somos capaces de hacer grandes cosas. También habló en ese discurso acerca de lo que me une a él particularmente: la sociedad del conocimiento está tocando nuestra puerta, y será cruel con los países que la ignoren.

Ninguna bandera de lucha donde podamos unirnos como chilenos es mejor que la de avanzar e incorporarnos en la Sociedad del Conocimiento, que no es algo del futuro, sino algo que ya llegó. El desarrollo digital y tecnológico de Chile es un tema no ideologizado, convocante, y donde hay muchísimas coincidencias en qué se debe hacer y cómo se debe hacer. Habiendo participado en la elaboración del programa sobre desarrollo digital del presidente Piñera, y habiendo escuchado en televisión un debate entre Osvaldo Rosales y Gonzalo Blumel, puedo decir responsablemente que comparto casi todo lo que dijo Rosales acerca de este tema.

Necesitamos enfrentar el desempleo tecnológico que viene, y para ello necesitamos impulsar fuertemente una diversificación real de nuestra matriz productiva, precisamente hacia la generación de conocimiento. Tenemos una oportunidad de oro con las Energías Renovables no Convencionales (ERNC), el litio y el cobre. Tenemos que romper todos los lomos de toro estructurales que hay en nuestro sector público, y ello requiere una modernización digital del Estado, que llevará consigo un impulso local de innovación y creación de empleos del conocimiento.

En las ERNC, ya somos caso de éxito mundial, resaltado por Al Gore. Pero solo estamos poniendo el sol y el viento. Nuestra radiación es distinta a la que existe en los países desde donde importamos nuestras celdas solares. Nuestros proyectos serían más rentables si tenemos celdas ad hoc a nuestra radiación. Y para ello, tenemos que hacer algo de lo que estamos muy necesitados y hacemos muy poco: Investigación, Desarrollo e innovación (I D i)

Respecto de litio y cobre, son elementos esenciales en las baterías. Deberíamos traer a Elon Musk a Chile, y a todos sus competidores, para armar una industria de almacenamiento de energía. Hay en mi sector muchos economistas que confunden esto con un trasnochado “desarrollismo”. Le recomiendo estudiar lo que han hecho países como Taiwan, Singapur, Finlandia, Corea del Sur, China, Australia, Nueva Zelanda, Qatar, Emiratos Árabes Unidos… la lista es larga. Invertir en el desarrollo de industria del conocimiento genera mayor PIB, mejores puestos de trabajo, mejores sueldos. Y si el mercado no invierte, como sucedió en muchos de los países de la lista, la acción público-privada es la mejor opción.

El tercer impulso innovador debe venir a través de la modernización digital del Estado: llegó la hora de que la inmensa información que se genera en el Estado se abra a la academia, a la sociedad y a las empresas, para que se generen servicios de mayor calidad y menor costo. Llegó la hora de hacer reingeniería de todos los procesos del Estado, tanto de cara al ciudadano como hacia adentro, de forma que se elimine cualquier paso que implique solicitar del Estado información que ya está en el Estado, y reducir los trámites burocráticos de meses a horas. El impacto que tendría ello en la productividad del país sería notable.

Hay un amplio consenso transversal en todos estos temas entre los equipos técnicos que hicieron los programas de ambos lados. No es un tema ideologizado. No nos divide, sino todo lo contrario: nos une y nos convoca. Y es que los desafíos y oportunidades que tenemos en lo inmediato son formidables. Nadie se puede restar. Se necesitan todas las voluntades.

Termino citando literalmente una frase del prefacio que el Presidente Piñera escribió para mi libro:



A través de la lectura de sus páginas se renueva el sentido de urgencia que debemos imprimirle a las políticas públicas en esta materia. Llegamos tarde a la revolución industrial, tenemos que subirnos a tiempo a esta revolución tecnológica y beneficiarnos de sus oportunidades, y no permitir simplemente que nos pase por encima. El futuro está golpeando nuestras puertas, tenemos que darle la cara y no la espalda, para hacer un Chile más libre, justo, próspero y seguro, que garantice a todos sus hijos un piso compatible con la dignidad de todo ser humano y un techo de oportunidades para que puedan desarrollar sus talentos.

Alfredo Barriga Cifuentes
Autor de “Futuro Presente: cómo la nueva revolución digital afectará mi vida”
Consultor en Transformación Digital
Ex Secretario Ejecutivo de Desarrollo Digital
Profesor Facultad de Ingeniería,
 
Publicada en diario Estrategia del 19/12/2017