El presidente electo Sebastián Piñera, en su discurso tras su victoria el pasado 17-12, convocó a trabajar unidos, porque cuando los chilenos nos unimos somos capaces de hacer grandes cosas. También habló en ese discurso acerca de lo que me une a él particularmente: la sociedad del conocimiento está tocando nuestra puerta, y será cruel con los países que la ignoren.
Ninguna bandera de lucha donde podamos unirnos como chilenos es mejor que la de avanzar e incorporarnos en la Sociedad del Conocimiento, que no es algo del futuro, sino algo que ya llegó. El desarrollo digital y tecnológico de Chile es un tema no ideologizado, convocante, y donde hay muchísimas coincidencias en qué se debe hacer y cómo se debe hacer. Habiendo participado en la elaboración del programa sobre desarrollo digital del presidente Piñera, y habiendo escuchado en televisión un debate entre Osvaldo Rosales y Gonzalo Blumel, puedo decir responsablemente que comparto casi todo lo que dijo Rosales acerca de este tema.
Necesitamos enfrentar el desempleo tecnológico que viene, y para ello necesitamos impulsar fuertemente una diversificación real de nuestra matriz productiva, precisamente hacia la generación de conocimiento. Tenemos una oportunidad de oro con las Energías Renovables no Convencionales (ERNC), el litio y el cobre. Tenemos que romper todos los lomos de toro estructurales que hay en nuestro sector público, y ello requiere una modernización digital del Estado, que llevará consigo un impulso local de innovación y creación de empleos del conocimiento.
En las ERNC, ya somos caso de éxito mundial, resaltado por Al Gore. Pero solo estamos poniendo el sol y el viento. Nuestra radiación es distinta a la que existe en los países desde donde importamos nuestras celdas solares. Nuestros proyectos serían más rentables si tenemos celdas ad hoc a nuestra radiación. Y para ello, tenemos que hacer algo de lo que estamos muy necesitados y hacemos muy poco: Investigación, Desarrollo e innovación (I D i)
Respecto de litio y cobre, son elementos esenciales en las baterías. Deberíamos traer a Elon Musk a Chile, y a todos sus competidores, para armar una industria de almacenamiento de energía. Hay en mi sector muchos economistas que confunden esto con un trasnochado “desarrollismo”. Le recomiendo estudiar lo que han hecho países como Taiwan, Singapur, Finlandia, Corea del Sur, China, Australia, Nueva Zelanda, Qatar, Emiratos Árabes Unidos… la lista es larga. Invertir en el desarrollo de industria del conocimiento genera mayor PIB, mejores puestos de trabajo, mejores sueldos. Y si el mercado no invierte, como sucedió en muchos de los países de la lista, la acción público-privada es la mejor opción.
El tercer impulso innovador debe venir a través de la modernización digital del Estado: llegó la hora de que la inmensa información que se genera en el Estado se abra a la academia, a la sociedad y a las empresas, para que se generen servicios de mayor calidad y menor costo. Llegó la hora de hacer reingeniería de todos los procesos del Estado, tanto de cara al ciudadano como hacia adentro, de forma que se elimine cualquier paso que implique solicitar del Estado información que ya está en el Estado, y reducir los trámites burocráticos de meses a horas. El impacto que tendría ello en la productividad del país sería notable.
Hay un amplio consenso transversal en todos estos temas entre los equipos técnicos que hicieron los programas de ambos lados. No es un tema ideologizado. No nos divide, sino todo lo contrario: nos une y nos convoca. Y es que los desafíos y oportunidades que tenemos en lo inmediato son formidables. Nadie se puede restar. Se necesitan todas las voluntades.
Termino citando literalmente una frase del prefacio que el Presidente Piñera escribió para mi libro:
A través de la lectura de sus páginas se renueva el sentido de urgencia que debemos imprimirle a las políticas públicas en esta materia. Llegamos tarde a la revolución industrial, tenemos que subirnos a tiempo a esta revolución tecnológica y beneficiarnos de sus oportunidades, y no permitir simplemente que nos pase por encima. El futuro está golpeando nuestras puertas, tenemos que darle la cara y no la espalda, para hacer un Chile más libre, justo, próspero y seguro, que garantice a todos sus hijos un piso compatible con la dignidad de todo ser humano y un techo de oportunidades para que puedan desarrollar sus talentos.
Alfredo Barriga Cifuentes
Autor de “Futuro Presente: cómo la nueva revolución digital afectará mi vida”
Consultor en Transformación Digital
Ex Secretario Ejecutivo de Desarrollo Digital
Profesor Facultad de Ingeniería,
Publicada en diario Estrategia del 19/12/2017
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