El gobierno chino implementará un sistema de “puntaje ciudadano” basado en la confiabilidad. Se llama SCS (sistema de crédito social) y consiste en un algoritmo que recoge información de comportamiento Online desde el punto de vista social, moral, político y financiero de más de 1.000 millones de chinos, con el objetivo de premiar al bueno y castigar al malo.
Está en marcha un “plan piloto” con millones de voluntarios. Todas las empresas del grupo Tencent (dueño de AliBaba) y otras grandes plataformas digitales de China están apoyando la iniciativa. Tiene aspectos muy positivos y otros muy negativos, al punto que casi dan susto.
En China no hay un sistema de información crediticio, lo cual deja fuera del acceso a tarjetas de crédito y créditos a cientos de millones de personas. La solución es ingeniosa y disruptiva: mediante algoritmos que procesan el comportamiento Online, se puede determinarla confiabilidad de una persona, y con ello otorgarle financiamiento. Una filial de AliBaba llamada Sesame Credit ya lo usa. Dentro de la información que se usa en el algoritmo están las multas de tránsito, el pago puntual de impuestos, y el tipo de compras que se hace habitualmente. Con toda esta información, el sistema podrá decir si se trata de un ciudadano inactivo en caso de que sólo compre videojuegos, o si se trata de un padre de familia responsable si en sus compras sobresalen los pañales y la comida para bebés.
Quienes obtengan un puntaje alto tendrán beneficios como el poder arrendar bicicletas o autos sin tener que dejar un depósito, o acceder a filas preferenciales en tiendas, bancos y hospitales.
El mismo concepto se utilizaría para valorar aspectos morales como la honestidad, el cumplimiento de la palabra, etc. La cosa se pone peluda cuando se extiende a la política. Es un sistema de control político de la población que pone en jaque las libertades. Es una herramienta peligrosa para actuales y futuras dictaduras. Pero la mayoría de los chinos está de acuerdo. Y es que China no conoce en su historia milenaria la experiencia de la democracia, y ve en este sistema solo una forma de mejorar su bienestar.
Creo que aquí hay una excelente herramienta que, bien usada, serviría para educar a los pueblos en los valores cívicos. Pero tiene el peligro de que las autoridades o las empresas lo usen con propósitos que coartan la libertad de elegir o de vivir de acuerdo con un proyecto de vida propio. Es como la energía nuclear: se puede usar para construir bombas que destruyen vidas o para tratamientos médicos que las salvan. Esperemos que prevalezca esto último.
Alfredo Barriga Cifuentes
Consultor en Transformación Digital
Profesor UDP
Ex Secretario ejecutivo de Desarrollo Digital
Autor del libro “Futuro Presente: cómo la nueva revolución digital afectará mi vida”
(Publicado en Estrategia)
No hay comentarios:
Publicar un comentario