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jueves, 21 de junio de 2018

Colaboración público-privada para el mayor desafío de Chile en los próximos años

Para la próxima década la mitad de los puestos de trabajo que existen en Chile se verán directamente afectados por la revolución tecnológica. Ello requiere rápidamente poner en marcha un enorme esfuerzo de capacitación de la fuerza laboral y un cambio en la malla curricular y en la metodología de enseñanza en toda la educación.

Esta es una tarea que excede con mucho las posibilidades de un organismo público central como el MINEDUC. Se requiere del esfuerzo coordinado del Estado, la Academia y el sector productivo. Es este último quien va a sentir en primer lugar los efectos de la revolución tecnológica. Por ello, cuanto antes debe diagnosticar el efecto que ésta va a tener en su actividad. Las asociaciones gremiales tienen departamentos de estudio que pueden encargarse de descubrir cómo va a cambiar su sector, haciendo un levantamiento de competencias y habilidades necesarias, identificando las necesidades de capacitación, y entregando sus conclusiones para que se generen programas de capacitación de la actual masa laboral. Creo que la labor que está haciendo el Consejo de Competencias Mineras es un ejemplo a seguir por el resto de la economía.

La academia debe adoptar rápidamente el formato de los “MOOC” (Massive Online Open Courses) para cubrir esas necesidades de capacitación a costos bajos con buena calidad. Hasta ahora han estado bastante renuentes de hacerlo, porque ven una amenaza a su modelo de negocios. Pero las principales universidades del mundo ya están allí desde hace cinco años. El portal coursera.org, tiene más de 170 Universidades con más de 2.500 seminarios en línea, y ya han pasado por sus aulas virtuales más de 35 millones de alumnos. Es una forma validada de atender la demanda enorme por capacitación en nuevas habilidades.

El Ministerio de Educación tiene que ponerse las pilas y cambiar la malla curricular de toda la enseñanza básica y media, así como la metodología de aprendizaje. Es algo que se debe hacer en etapas, pero no puede esperar cuatro años más para empezar a hacerse. Debe comenzar por capacitar a las escuelas y liceos del país para que hagan el tránsito hacia la cultura digital que promueve los mejores aprendizajes. La Fundación Chile ya está en ello. Su modelo debe escalarse.

Por último, hay una serie de iniciativas privadas autónomas que pueden ser escaladas para apoyar en este esfuerzo. Una de ellas es “Mujeres Programadoras”, que cuenta con el respaldo de DUOC, Fundacion Kodea y el JP Morgan. Debería escalarse con apoyo del Estado. Lo mismo para fundaciones como FEDES, que van en la línea de trabajos que no están en tanto riesgo de ser suprimidos, como soporte informático, telecomunicaciones o cuidado de enfermos.

La labor por delante es gigantesca. Nadie sobra. El Estado puede ser el gran coordinador, pero deberá aprovechar todo lo que ya existe en vez de intentar una vía propia. El tiempo vuela, y las oportunidades también. Es de esperar que esta vez sí lo hagamos bien.

Alfredo Barriga Cifuentes
Consultor en Transformación Digital
Profesor UDP
Ex Secretario ejecutivo de Desarrollo Digital
Autor del libro “Futuro Presente: cómo la nueva revolución digital afectará mi vida”
(Publicado en Estrategia) 

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