Según publica El Mercurio en su edición del 15-12-2001, apenas un 3,3% de los chilenos mayores de 15 años comprenden críticamente lo que leen. Es decir, "localizan información en los textos, determinan cuál es relevante, evalúan
críticamente lo leído y son capaces de formular hipótesis derivadas a partir de
lo leído. Además, demuestran comprender textos largos y complejos de temas que
no les son familiares". El 84% está en nivel básico de comprensión de lectura. Este resultado va mucho más allá del alcance en el que fue creada la encuesta, para fomentar la lectura por parte del Consejo de Cultura.
Este resultado es gravísimo. El mundo está comenzando una nueva era, la Sociedad del Conocimiento, donde lo central es la capacidad de las personas de generar conocimiento, el nuevo recurso económico central.¿Cómo puede alguien generar conocimiento, si ni siquiera es capaz de comprender críticamente lo que lee? No se trata solo de libros, sino de lo que busca y lee en Internet, que cada vez es más necesario para trabajar, relacionarse, comunicarse. Nuestra gente es capaz de producir cobre, exportar productos naturales, vender en grandes tiendas, trabajar en la Banca, pero no es capaz de leer críticamente. No se sostiene en el largo plazo. Estamos creando y manteniendo una sociedad de mano de obra no cualificada, que no tiene posibilidades en la Sociedad del Conocimiento.
Puede que estemos además frente a una generación de estudiantes que, cuando salga a trabajar, va a ser parte de una gran masa de "desempleados ilustrados", como sucede en España (40%). No tanto porque no va a haber trabajo - el Programa de Gobierno en esa materia ha sido muy exitoso - sino porque no van a servir para hacer el trabajo que ya se está requiriendo en el mundo contemporáneo. Trabajo que supone dominar al menos cuatro aspectos: lógica (saber pensar), retórica (saber expresarse y escuchar, entendiendo lo que se oye), gramática (saber escribir y leer correctamente, entendiendo a cabalidad lo que se escribe y lo que se lee) y uso de TIC (Internet y cualquiera que sea el dispositivo de acceso). Lo que no sabíamos hasta ahora es que también la población adulta está en la misma situación.
El Banco Mundial publica desde hace algún tiempo un ranking que denomina Índice de Conocimiento (KI por sus siglas en inglés) acompañado por el Indice de Economía del Conocimiento (KEI). Este último índice tiene 4 pilares: marco institucional - donde Chile aparece por encima de países desarrollados como Suiza o Australia -, innovación - donde somos los mejores del barrio pero estamos al final entre los países OCDE -, uso de TIC - donde ya nos pasó Uruguay y tenemos a Brasil pegado - y educación - donde quedamos muy por debajo de Uruguay y Argentina. En definitiva, para el mundo en el que les va a tocar vivir a nuestros hijos, a nuestros nietos, Chile está mal preparado.
De nada sirve poner más dinero en la educación si este es el resultado. Urge cambiar radicalmente los paradigmas de la educación y del aula, lo cual supone cambiar la carrera de pedagogía e incorporar esos nuevos paradigmas. Además, los profesores que no quieran ser evaluados tendrán que dar un paso al costado. Como padre y apoderado, nadie quiere dejar algo tan importante como la formación de los hijos en manos de personas que no responden de su trabajo. Todos los padres y apoderados que trabajan son evaluados por su trabajo. Es parte de las reglas del juego de cualquier sociedad, y no existe razón alguna para que los profesores sean excepción a la regla.
Celebro que el Presidente, en su discurso de ayer en el Seminario "Chile, puerta de América" señalara como 3 de los 5 pilares para el desarrollo la eduación, la innovacion y el emprendimiento. Sobre todo la educación, que es un tema que ya no da para más. No se trata de más plata, sino de cambio radical de paradigmas. Y sobre todo, se trata de NUESTROS hijos, no de los hijos de los profesores, directores o directivas estudiantiles. Ya es hora que se escuche la voz de los que tienen que pagar.
Alfredo Barriga
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