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sábado, 8 de octubre de 2011

La guerra de las economías del conocimiento ya ha comenzado

Todo este tiempo en que he estado hablando como disco rayado de la Sociedad del Conocimiento no ha sido por “visionario”, simplemente he estado describiendo lo que está sucediendo en el mundo, tratando de ponerlo en nuestra Agenda.

Un artículo de la BBC titulado “La Batalla de las superpotencias del conocimiento” (http://www.bbc.co.uk/news/education-14949538) da cuenta que no he estado exagerando. Hay una verdadera batalla entre Estados Unidos, Europa y las potencias emergentes como China, India y Corea del Sur, que están empeñados en una carrera  para invertir en investigación de tecnologías e innovación. Están buscando los ingredientes que como Google, conviertan un proyecto universitario en una empresa. Están buscando generar los puestos de trabajo destruidos por la crisis financiera del 2008. En Europa, piensan crear un millón de empleos enfocados solo en investigación para competir mundialmente en áreas como salud, energía y economía digital.

Francia ya anunció el lanzamiento de un programa de 45 billones de dólares para la generación de “clusters de innovación” donde las Universidades, las grandes empresas y los Centros de Investigación se potencian juntos para crear empresas basadas en el conocimiento. Se ha constatado que estas empresas se expanden a una velocidad y escala inalcanzables en las industrias manufactureras tradicionales.

Las cifras de la OCDE muestran que en la crisis financiera se perdieron 11 millones de puestos de trabajo, 5 de ellos en EEUU. La mayoría de los despidos fueron en la industria manufacturera y en puestos de trabajo poco cualificados. Recontratar a esos trabajadores pasa por reconvertirlos hacia trabajos cualificados, muchos de los cuales requieren titulación. Países como Corea del Sur ya lo vieron venir hace años, y hoy es el sexto país del mundo en número de graduados con título por delante de países como Francia o Italia. Corea del Sur hace ya una generación que decidió invertir fuerte en mejorar los estándares de calidad de la enseñanza, en todos sus niveles, para pasar de ser una potencia industrial a una potencia del conocimiento. Tiene un Ministerio de Economía Digital.


Según el Secretario General de la OCDE, el español José Ángel Gurría, el triángulo de innovación, educación y habilidades es de extrema importancia, definiendo tanto el problema como la solución.  “Debemos “rebootear” nuestras economías con un crecimiento más inteligente”, añadió.

Chile llegó tarde a la revolución industrial, y al paso que va, llegará tarde también a la revolución digital. Necesitamos poner – toda la sociedad – un mayor sentido de urgencia. 

La economía en Internet es la que está creciendo más rápido en el mundo, generando casi tres empleos por cada uno que destruye, y de mejor calidad y remuneración. Debemos apostar decididamente por ella, superando los actuales paradigmas del nuestro modelo económico basado en recursos naturales, sin que ello signifique dejar de tener esas actividades. Debemos incorporarnos con más fuerza a un mercado mundial de 8 trillones de dólares anuales en comercio electrónico. Debemos rehacer mallas curriculares y metodologías de enseñanza, para que nuestros jóvenes puedan incorporarse rápidamente a esta dinámica economía. Tenemos que comenzar a generar  “clusters de conocimiento” como los que están haciendo en Qatar (“Ciudad de la Educación”) o en Seúl (Media Digital City).
No es que no estemos avanzando, es que los demás van cada vez mucho más rápido. Colombia subió 21 puestos en e-gobierno el año pasado (versus una mejora de 6 puestos para Chile), y ya nos pasó. Uruguay subió 12 puestos en el índice NRI (versus una mejora de 1 puesto para Chile), y ya nos está alcanzando.

Debemos convencernos de que será la economía del conocimiento la que nos va a crear el desarrollo que necesitamos para el SXXI, y darnos cuenta que en la partida de esta carrera partimos bien y luego otros se nos adelantaron.
Alfredo Barriga

domingo, 4 de septiembre de 2011

Agenda Digital II: el vaso medio lleno

En uno de los cursos del MBA en el IESE nos contaban acerca de un empresario catalán que tenía una fábrica de zapatos y enviaba a dos de sus hijos a prospectar mercado en sendos países africanos. Al poco tiempo recibió un mensaje del primero: “cero potencial de mercado: nadie usa zapatos”. Luego recibió un mensaje del segundo: “excelentes perspectivas: nadie usa zapatos”. Y es que una misma realidad puede ser vista de forma innovadora y convertir lo que aparece como un fracaso en una oportunidad.



En mi anterior posteo explicaba por qué lo digital no es tema en la elite de Chile. En este posteo mostraré el otro lado de la medalla: qué hay y cuál es nuestro potencial.


Chile sigue siendo el “mateo del barrio” respecto del uso de TIC. Estamos en el puesto 39 en el Network Readiness Index de 2010-2011, un puesto mejor que el año anterior. Subimos 6 puestos en el ranking de e-gobierno de las Naciones Unidas entre 2008 y 2010. Estamos aproximadamente a un 67% del promedio de la OCDE en el uso de TIC (Índice de Desarrollo Digital, IDC, Mayo 2011). El año pasado se entregaron más de 100 millones de servicios electrónicos por parte del Estado, que ofrece más de 46o trámites electrónicos al público. Al menos 67 de estos trámites se hacen 100% vía Internet. El ingreso de la Banda Ancha Móvil ha supuesto pasar de los 3 millones de accesos (por cierto, no es efectivo que exista “solapamiento” entre ambas, salvo en el segmento más innovador del mercado). El año pasado, se pagaron más de US$20.000 millones en impuestos vía Internet. Según un estudio llevado a cabo por Subtel con la Universidad Alberto Hurtado, las personas compran banda ancha para apoyo a la educación como principal razón (38%). Tenemos una penetración de casi el 100% en banca electrónica, respecto del total de cuentas corrientes. Hay Bancos en los cuales los clientes emiten más cheques electrónicos que cheques de papel.


Todo esto ha sido a pesar de que la agenda digital no es tema en Chile. ¿Dónde estaríamos si realmente fuera tema? Por lo tanto, los esfuerzos de todos quienes desean un mayor desarrollo digital para el país se deben de concentrar en ese solo punto: hacer que la Agenda Digital sea parte de la agenda del país. Que exista una visión digital del país, a largo plazo, como la tienen otros países más adelantados. Chile ha demostrado, como sociedad, que puede ir muy lejos, si sabe dónde ir. El modelo económico que surgió en la década de los 70, que tuvo amplio apoyo, pasó a ser agenda país de forma transversal, y el país triplicó su PIB per cápita en 20 años. Que el modelo esté cuestionado después de ese tiempo no modifica el hecho de que, cuando ponemos consenso respecto de algo y trabajamos focalizados, llegamos muy lejos.


La Economia en Internet en este momento es el Ferrari de la economía mundial. Sigue creciendo a dos dígitos. Superó el PIB de Canadá. Mueve 8 trillones de dólares al año en comercio electrónico. Crea 2,6 puestos de trabajo sobre todo en la PYME por cada uno que destruye. Mejora el PIB entre 0,5 y 1,5 puntos por cada 10 puntos de mayor penetración en banda ancha. Está generando un mercado de US$120 mil millones anuales adicionales en el mundo en el sector de servicios globales. Es donde están las oportunidades.


¿Cómo se posiciona todo esto en la agenda país? Difundiéndolo, “evangelizando”, llevándolo a todas partes, repitiéndolo con convicción y fuerza en los lugares que hasta ahora han estado de espaldas a esta realidad, no por falta de interés, sino por falta de conocimiento.

Tenemos aún muchas oportunidades como país, y debemos aprovecharlas. Arriba decía que estamos 39 en el índice NRI, y que habíamos mejorado un puesto. Pero Uruguay subió 12 y Colombia, 5. Subimos 6 lugares en e-gobierno, pero Colombia subio 21 y nos pasó por tres lugares. Quizá esta sana competencia nos sirva para galvanizar los esfuerzos de todos y generar un verdadero cambio de paradigma en nuestra Sociedad, que solo puede ganar si hace las cosas bien en el inicio de esta nueva era, la de la Sociedad del Conocimiento.


Alfredo Barriga

viernes, 2 de septiembre de 2011

La cruda realidad de la Agenda Digital en Chile


Lamentablemente la gran revolución digital que está sacudiendo al mundo, abriendo oportunidades a países que llegaron tarde a la revolución industrial y no pudieron quedar entre las naciones desarrolladas, no es tema en Chile. Los países mencionados se han desarrollado más rápido que nosotros, han generado sociedades más justas, y sobre todo, tienen una visión largo plazo que transforma el país en uno mejor. Ahí está Corea de Sur, n°1 en gobierno electrónico, que durante 7 presidentes seguidos ha perseguido generar una sociedad del conocimiento, siendo una gran nación industrializada. Y que para llegar a eso tuvieron otro gran plan público-privado que transformó un país pobre y agrícola en lo que es hoy.


Se dice que los jueces hablan por sus sentencias. Análogamente, los empresarios hablan por sus organigramas y sus estados financieros, los gobiernos por sus presupuestos, la academia por sus mallas curriculares y centros de investigación, los Think Tanks por sus papers, los partidos políticos por sus programas y los legisladores por las leyes que promueven. Pues bien, respecto del tema de la Sociedad del Conocimiento y de la Agenda Digital, su silencio es elocuente.


El Estado sigue siendo la organización que más gasta en Tecnologías de la Información y Comunicaciones en Chile, aunque es menos del 1% de su presupuesto total anual. En todo caso, el mejor ranking que tenemos siguesiendo en e-gobierno (18 del mundo).


Las empresas siguen utilizando las TIC como un “automatizador de procesos” más que un transformador de paradigmas. Los CIO corporativos reportan a la Gerencia de Administración y Finanzas, y no a la Gerencia General como ocurre con las empresas que están avanzando más en la materia, cambiando sus paradigmas de negocios.

En el mundo académico, no hay centros de investigación sobre la sociedad del conocimiento o la economía en Internet, o los nuevos paradigmas mundiales que trae la revolución digital. Los Think Tanks no han producido hasta la fecha ningún “paper” sobre las oportunidades históricas que se presentan al país de la mano de la revolución digital y de formas cómo podríamos aprovecharlas.

En ninguno de los programas de los partidos políticos se dedica un capítulo a este tema. Los legisladores no analizan y por lo tanto no proponen nuevos marcos legislativos que pueden ser de su iniciativa para generar un marco más propicio al desarrollo digital del país.

Ni siquiera los estudiantes, que claramente necesitan un cambio de mallas y metodologías acordes a la nueva realidad, lo mencionan entre sus peticiones. En definitiva, la cruda realidad es que el desarrollo digital del país no es tema para nadie, y que Chile sigue atado a modelos, esquemas y conceptos que tuvieron sentido a fines del S.XX y hoy son, por decir lo menos, anacrónicos.


La Sociedad del Conocimiento no es una entelequia. A partir de Internet y de la WWW se ha generado un ecosistema social y económico basado en el acceso a una cantidad gigantesca y creciente de conocimiento y de herramientas para crear valor a partir del mismo, gran parte de los cuales son gratis.


La economía en Internet crece sistemáticamente a dos dígitos año tras año, y ya supera el PIB de Canadá. Crea 2,6 puestos de trabajo por cada uno que destruye (3, en el caso de Chilecompras, único del que hay estudio en Chile). Genera 8 trillones de dólares anuales en comercio electrónico. Permite a las PYME exportar el doble de lo que hacen cuando no usan Internet. Es responsable de ente un 20% y un 33% del incremento del PIB de las naciones que lideran en conectividad. Y sin embargo, como país, seguimos poniendo las fichas en la Sociedad "Offline", que es incapaz de mostrar esos resultados.


La demanda por banda ancha es superior a lo que la oferta puede entregar con los mecanismos tradicionales de mercado, lo cual ha hecho que en los países que lideran en esta revolución digital, el Estado haya debido complementar mediante agresivos programas la cobertura que el mercado no puede entregar, y lo han hecho con el conocimiento de la rentabilidad social y económica de dicha inversión: cada diez puntos de penetración de banda ancha en un país, incrementa su PIB entre 0,5 y 1,5 puntos más al año. Australia hizo los cálculos y se embarcó en la inversión en infraestructura más grande de la historia económica para entregar a todos sus habitantes fibra óptica al hogar o, en su defecto, Banda Ancha Móvil de alta velocidad.


Los países de la OCDE, recientemente reunidos en París bajo el lema “La Economía en Internet: Generando Crecimiento y Empleos” han reconocido los beneficios de este ecosistema, que se pueden resumir en cuatro: libertad, empoderamiento de las personas, transparencia, e igualdad de oportunidades. Internet y la WWW han sido la creación más exitosa de la historia, generando un ambiente innovador, emprendedor, democratizador e igualador como nunca antes se había visto. Las naciones que están apostando fuertemente por esta revolución, están viendo un gran cambio en la calidad de vida de sus habitantes. La revolución digital no tendrá paciencia con las naciones que le den la espalda, o que se empecinen en seguir funcionando con paradigmas de la Sociedad Industrial, que están siendo claramente superados por la Sociedad del Conocimiento.


Las Naciones Unidas, la misma OCDE, los foros internacionales como el World Economic Forum, la APEC, el TPP, el eLAC, están dedicando tiempo, presupuesto y neuronas hace tiempo y en forma creciente a la sociedad de la información y del conocimiento. Las Naciones Unidas declararon en junio de este año como derecho humano básico el acceso a Internet.


Los niños que hoy entren al pre kinder, cuando salgan a trabajar, postularán a puestos de trabajo que hoy no existen, usando herramientas que no se han inventado, y en formas que ni podemos imaginar. El sistema educativo fue pensado para generar mano de obra a la Sociedad Industrial. Es totalmente inadecuado para la Sociedad del Conocimiento. Estamos preparando futuros frustrados, mano de obra no cualificada, ineptos, analfabetos digitales en un mundo digital. Los contenidos y metodologías de enseñanza en Internet hacen obsoletas las clases de hoy, y coexisten en un mundo con contenidos gratis e instituciones con fines de lucro, que entregan buena formación a menor costo que la formación tradicional... y donde el "truco de la inmobiliaria" no se puede hacer 


Chile, desde su creación, ha sido un país orientado a los recursos naturales, algunos renovables, otros – los que más aportan a la economía – no renovables. Ha sido un importador neto de conocimiento, teniendo sin embargo todo para producirlo y exportarlo. Ha explotado recursos tangibles no renovables sin generar un recambio no tangible, como han hecho otros países que eran, hace 30 años, menos desarrollados que Chile. Seguimos siendo un país esencialmente productor y dependiente de un producto, y nos falta visión de largo plazo, o Plan B para cuando ese producto ya no esté. Algunos países árabes productores de petróleo, ya desde la creación de la OPEC, generaron políticas públicas para “el día que se agote el petróleo”, invirtiendo grandes sumas en empresas no vinculadas al petróleo y en educación de calidad para sus súbditos, enviando a los mejores a estudiar a las mejores universidades. Han invertido en la economía digital más rápido que nosotros, al punto que ya nos han pasado en el Índice del Banco Mundial sobre conectividad (Network Readiness Index). Y no son los únicos países: Chile ya es superado por Israel, los Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Estonia, Malta, Malasia, Bahrein, Chipre, Eslovenia, Túnez, China y 25 países del primer mundo.


Y sin embargo, la sociedad civil está preparada para aprovechar las oportunidades de la revolución digital. En un reciente estudio realizado por Subtel con la Universidad Alberto Hurtado, un 63% de los usuarios chilenos tienen un conocimiento medio o alto del uso de Internet; un 86,5% considera que Internet ha sido un aporte en la educación de sus hijos (y un 48% contrató Internet para apoyo en la educación de los hijos o para autoformación); un 67% considera que ha sido un aporte en el trabajo. Por lo tanto, ya no es solo acerca de redes sociales o entretención, sino de valor agregado en temas de importancia para las personas.


El desarrollo digital de Chile es el mejor y más económico camino para llevarlo a ser una sociedad de oportunidades, más igualitaria, más transparente, más libre, con más y mejor calidad de edcuación, salud y trabajo, y menos dependiente de recursos que en algún momento se van a terminar. El sistema, que venimos acarreando desde hace tantos años, no nos ha llevado y no nos va a llevar al desarrollo. Ha producido y mantiene un país que crece pero sigue siendo muy desigual. No ha conseguido, a pesar de todos sus cambios de políticas, crear una sociedad de oportunidades con movilidad social. Y la solución no va por más Estado o menos Estado, porque eso es seguir dándose vueltas alrededor del mismo círculo. El Estado como lo conocemos hoy en todo el mundo es una organización arcaica creada al albor de las revoluciones de comienzos del siglo XIX. El vibrante mundo en Internet se ha creado al margen del Estado, global desde su concepción, libre, abierto, transparente.


La solución es incorporarnos – cuanto antes – a la Sociedad del Conocimiento y a las oportunidades que trae consigo. Los próximos 10 años van a ser críticos. Ahí nos jugamos pasar a ser parte del mundo desarrollado o quedarnos para siempre como un “país extractor”, la actividad más antigua de la historia de la humanidad, creadora por ello del modelo de Sociedad más básico, arcaico, jerarquizado y socialmente injusto.

Aprovecho para dar las gracias a todos quienes me han dado su apoyo y sugerencias por redes sociales y correos electrónicos en estos 18 intensos meses. A quienes me han comprendido y a quienes no, forzándome a explicarme mejor. He procurado dentro de la vorágine del cargo responder personalmente a cada una y a cada uno y encauzar sus inquietudes en proyectos concretos. El no haberlo logrado es mi responsabilidad.

Alfredo Barriga

martes, 16 de agosto de 2011

En los 20 años de la WWW

El 6 de agosto pasado se cumplieron 20 años desde que se publicó el primer sitio Web, diseñado por el creador del World Wide Web (WWW), Tim Berners-Lee. Tim pasará a la historia como uno de los grandes benefactores de la humanidad, por habernos regalado la herramienta de transformación más grande de la historia.



Si hace 20 años atrás hubiéramos dicho a alguien que podríamos tener acceso a información ilimitada, que podríamos ver videos en el teléfono móvil, que podríamos acceder a contenidos de los cursos de las Universidades más prestigiosas, que podríamos generar ingresos trabajando desde nuestra casa para gente a la que no conocemos, que podríamos comunicarnos vía videoconferencia, que podríamos recibir educación sin ir a un establecimiento, que podríamos hacer trámites del Estado sin ir a una oficina y pagar impuestos sin movernos de la casa, no nos habrían creído, o nos habrían dicho algo como “si, en el Siglo XXV”. Y si además le hubiéramos dicho que todo eso sería gratis, nos habrían tratado de locos. ¿Dónde puede inventarse un modelo económico que permita eso? ¡Es imposible! Y si embargo, eso es exactamente lo que ha ocurrido.


Hoy el acceso a la WWW es considerado “derecho humano fundamental” por la ONU. En los últimos 7 años se han incorporado 1.800 millones de personas para llegar a más de 2.000 millones, y el reto está en cómo darle acceso a los 5 mil millones restantes. Se han creado de la nada y en tiempo récord emprendimientos valorados en decenas de miles de millones de dólares en la bolsa, demostrando que el conocimiento sí es un recurso económico más importante que el capital, y que la Sociedad del Conocimiento no es una entelequia sino una realidad.


De cómo cada persona y cada país utilicen esta inagotable fuente de valor dependerá el futuro de cada persona y de cada país. El modelo de desarrollo focalizado en aquéllos recursos naturales en los que somos mundialmente competitivos, después de tantos años – suficientes - no nos ha llevado al desarrollo. No podemos llegar tarde a la revolución digital que ha traído Internet, y nos estamos quedando atrás. No es un tema solo de Gobierno, sino de la Sociedad en su conjunto. Si no forma parte de la Agenda de las empresas, de la Academia, de los Think Tanks, de los Partidos Políticos, de los parlamentarios, de las ONG, de los estudiantes, de los profesores, de los profesionales, no avanzaremos a la velocidad necesaria y volveremos a quedar al margen de los países desarrollados.


La Economia en Internet crece a dos dígitos año tras año desde que se inventó. Su PIB ya superó a Canadá. Sin embargo, seguimos enfocados en la economía fuera de Internet. El comercio electrónico se empina por los 8 trillones de dólares al año, sin embargo en Chile las ventas de retail en Internet no supera el 1% del total. Por cada puesto que destruye la nueva economía se crean 2,6 puestos nuevos de mejor nivel de remuneración, sin embargo seguimos formando profesionales que, cuando salen de la carrera, no tienen idea de cómo usar rentablemente Internet. Nuestra economía se está quedando en el pasado, y no nos damos cuenta porque a pesar de ello, va bien. Sólo somos conscientes que distribuye mal el ingreso, pero no vemos el rol igualador y meritocrático que trae inherentemente la Economía en Internet.


Necesitamos aprehender urgentemente nuestra percepción de la Sociedad del Conocimiento, el uso de Internet y la incorporación de TIC como herramienta de desarrollo del país, o quedaremos fuera de, quizá, la última oportunidad de ser un país desarrollado.


Alfredo Barriga

viernes, 29 de julio de 2011

La World Wide Web, icono del Post-capitalismo

El capitalismo, como sistema económico, ha aportado al mundo el crecimiento económico más grande de la historia, pero ha fallado reiteradamente en una distribución justa de los ingresos. La razón de ello a mi juicio es que ha sido capaz de asignar eficientemente algunos recursos económicos, pero no todos, y desde luego, no los más relevante

El sistema capitalista descansa en la optimización de recursos escasos como tierra, capital y trabajo. Sin embargo, hay un cuarto recurso que ha demostrado ser ilimitado y creciente: el conocimiento. Cuando éste se convierte en el recurso más que un recurso, más importante que el capital, el sistema resultante es post-capitalista.  

El capitalismo generó la teoría del libre mercado, pero el libre mercado no funciona en el mundo real. Apoya el “laissez-faire” del Estado, pero eso no permite una distribución justa de los ingresos ni evita los abusos de poder de los que pueden abusar del poder, sea económico, político o social. Por algo, en Administración de empresas se enseñan las cinco fuerzas de Porter. Porque no es cierto que en el mercado haya libertad de competencia, libertad de concurrencia, igualdad de acceso a la información, barreras bajas de entrada y salida. Y sin eso, el mercado no funciona.

El conocimiento es ahora el más relevante de todos los recursos económicos. El conocimiento es generado por las personas. Si todas las personas pudieran desarrollar los talentos innatos con los que vinieron al mundo, y pudieran ponerlos a trabajar en lo que más les gusta, el producto interno bruto de los países sería muy superior al actual. Pero el sistema actual no desarrolla los talentos de cada uno, ni le pone a trabajar en lo que tiene más talento y más le gusta. El sistema actual no sabe ni puede asignar eficientemente los talentos, limitando con ello el desarrollo y la felicidad personal y el desarrollo de la riqueza de las naciones.

Pero en la World Wide Web (WWW) todo ello sí ocurre. En la WWW hay acceso igualitario para todos quienes están, a la misma cantidad y calidad de información, y al mismo tiempo. En la WWW las barreras de entrada y salida son casi inexistentes. En la WWW hay libre competencia y libre concurrencia, y libertad de flujo de bienes y servicios. La WWW no está en poder de nadie, no hay fuerza que la controle. Tampoco hay regulaciones ni Estado: es transnacional, y cubre todas las actividades de la humanidad. Ha crecido a dos dígitos año tras año desde su creación. Ha generado la mayor capitalización bursátil de empresas en tiempo récord desde que se inventó la Bolsa. Ha generado industrias billonarias en dólares en cuestión de pocos años. Ha creado millones de trabajos, más del doble de los que ha destruido. En la WWW lo que vale es el talento puesto a prueba. En la WWW se puede trabajar en lo que a uno le gusta y tiene más facultades de hacer. En la WWW no hay conflictos patrono-empleado porque funcionan libremente los acuerdos mutuos de contraprestaciones, y hay entidades intermedias – no estatales – que se encargan de que las partes cumplan sus compromisos. Alrededor de la WWW se ha generado la mayor ola de innovación de la historia, y la mayor democratización e inclusión social de la humanidad. En la WWW está todo lo bueno pero también todo lo malo, lo noble y lo ruin de la naturaleza humana, conviviendo dinámicamente. 

La WWW es el nuevo gran paradigma, el icono del postcapitalismo y de la Sociedad del Conocimiento. Crea una nueva dinámica social. Está creando una nueva política. El “Estado Nación” como lo conocemos y como se concibió tras las revoluciones americana y francesa, no responde a la nueva realidad que trae la WWW, que está irrevocablemente transformando el mundo hacia una nueva era. La educación que se inventó para y por la sociedad industrial no responde a la nueva realidad, donde la gente saldrá al mundo laboral a cubrir trabajos que no existían cuando entraron al colegio, usando tecnologías que no se habían inventado y de maneras que ni se imaginaron, como ya está sucediendo con las primeras generaciones de “nativos digitales”.

El principio que introdujo el capitalismo en el sentido de que si cada uno se focaliza egoístamente en su propio beneficio una “mano invisible” hará que todos consigan sus objetivos no funciona, como lo demuestra la mala distribución del ingreso dejando al mercado operar solo. En la WWW lo que funciona es más bien que si todos buscan el bien conjunto, una “mano invisible” hace que cada uno consiga sus objetivos. Ahí están Wikipedia, Youtube, Facebook y tantos otros para demostrarlo. El trabajo en plataformas libres y abiertas en ambiente de colaboración consigue resultados más valiosos, sustentables y duraderos que el trabajo en solitario y en contra de la competencia. En la WWW se “coompite”, es decir, se compite pero se colabora.

La WWW entrega una experiencia personal a la gente que contrasta duramente con la vida fuera de la WWW. Ven, porque lo experimentan, que se puede vivir de otra forma, pero la realidad fuera de la WWW no les deja, y les frustra. Añádanle a “La Rebelión de las Masas” de José Ortega y Gasset la WWW y tendrán el porqué de los movimientos sociales y políticos recientes.

Por ello, el acceso a Internet ha sido declarado por parte de la ONU como “derecho humano fundamental”. La sociedad chilena no ha internalizado aún el potencial de este nuevo paradigma, perdiendo con ello innecesariamente muchas energías en discusiones que no apuntan ni al diagnóstico ni a la solución real de los problemas, sino a buscar soluciones distintas de las mismas cosas.

Alfredo Barriga

martes, 26 de julio de 2011

Innovación, empredimiento y financiamiento universitario

En vez de suprimir el lucro en la Universidades, podríamos encauzarlo. Actualmente el modelo de negocios es que la insituticón educativa no gana plata pero la inmobilliaria que le arrienda el campus, sí. Es una forma poco ética y poco estética de sacar dinero de los bolsillos de unos padres que harían cualquier sacrificio por darles una educación superior a sus hijos.


En los años que lleva este sistema, ha mejorado mucho la cobertura pero no en igual medida la calidad de la educación superior. Chile no ha tenido ni tiene ninguna universidad entre las top 200 del mundo (1). Los incentivos están puestros perversamente en hacer una "fábrica de cartones" con títulos que poco dicen. La Universidad de la que se graduó mi hermano menor hace treinta años - una de las más prestigiosas de Chile - hoy cuesta tres veces más, en Unidades de Fomento, de lo que le costó a él. Mismo campus, mismos profesores, misma malla curricular. Los profesionales no salen ganando tres veces más en unidades de fomento de lo que salían ganando hace treinta años. Pero eso es lo que el actual sistema fomenta, y es lo que tiene exasperados a alumnos y padres.


Al lado de ello, están los modelos sin fines de lucro norteamericanos, que sin embargo lucran desde otro lado, sin mayor costo para la educación superior y sin confundir los roles. Y es que las universidades tienen dos actividades empresariales, que se basan en la fortaleza de ser un foco de capital humano y de conocimiento.


De una parte, investigación y desarrollo para los sectores público y privado. La Universidad de Berkeley, por ejemplo, recibe anualmente 500 millones de dólares por este concepto. Es decir, el presupuesto completo de I+D de Chile. Las universidades chilenas podrían cobrar en aranceles lo que les permite cubrir costos operativos, y lucrar con la venta de servicios I+D. Tendríamos así un I+D orientado a la creación de valor más que de papers que luego no tienen aplicación. Haría que las Universidades se acercaran a las empresas para dar servicios de I+D porque el estímulo para ganar dinero está ahí, no en los aranceles. Estos son para desarrollar el capital intelectual de los alumnos. La Universidad pondría así a trabajar en red su principal activo: sus académicos y sus alumnos. Todos ganan.


De otra parte, la incubación de negocios. Desde Stanford se han creado empresas como SUN Microsystems (La "S" de SUN es por Stanford), Google o Twitter, y empresas de biotecnología, nanotecnología, o electrónica aplicada. Inicialmente, Stanford - cuya principal fuente de recursos, al igual que la mayoría de las mejores Universidades en USA son las donaciones y contribuciones de ex alumnos - no veia con buenos ojos lucrar con los start ups, al considera que contaminaba el "alma mater" de la academia, pero luego se dió cuenta que el emprendimiento desde el campus es un aporte al desarrollo de la Sociedad, y comenzó a participar de la incubación de empresas, tanto en su génesis como en su financiamiento. Hoy se considera parte del modelo de negocios.

Estas dos medidas generarían una dinámica virtuosa en la generación de conocimiento aplicado y creación de capital de conocimiento, poniendo los incentivos precisamente allí donde se genera valor, innovación y emprendimiento. Focalizaría los esfuerzos de las universidades en el desarrollo de talento más que en la generación de un título, y entregaría a los alumnos desde temprano un contacto vital con el medio en donde luego desarrollarán su actividad profesional. Todos ganan.

"Algo" deben tener las universidades de Estados Unidos para que 15 de las 20 mejores universidades del mundo vengan de ese país. Tal vez no es copiable - el fenómeno de Sillicon Valley solo ha podido ser replicado en India y China - pero definitivamente hay un Modelo que sí es adoptable.

Alfredo Barriga

(1) http://www.timeshighereducation.co.uk/world-university-rankings/2010-2011/top-200.html

Revolucion Digital

En 1776 sucedieron tres hechos que cambiaron el mundo: la independencia de Estados Unidos, que trajo la democracia republicana; la invención de la máquina de vapor por James Watt, que trajo la revolución industrial, y la publicación del libro “Sobre el Bienestar de las Naciones” de Adam Smith, que trajo el capitalismo y la economía moderna.

Entre fines del S. XIX y principios del S. XX la democracia tuvo un nuevo giro con el sufragio universal; la revolución industrial, con la invención de la electricidad, las telecomunicaciones y el motor de combustión interna; y la economía moderna inventó el “management” o administración de empresas. Producto de ello, una gran masa de gente de todos los países se incorporó al mercado, a la vida política y al acceso a bienes y servicios que ni soñó una generación antes.

Entre fines del S. XX y principios del S. XXI este fenómeno se está repitiendo, de la mano de Internet. El ciclo que se abrió con la revolución francesa y la revolución industrial se está cerrando para dar paso a una nueva revolución digital y de la Sociedad del Conocimiento, que introduce cambios contundentes en varios paradigmas:
• Masividad de participación. Dos mil millones de personas de todo el mundo y todos los países comparten una misma plataforma interactiva de comunicación y acceso a servicios y contenidos de valor. Y es técnicamente posible incorporar a los 5 mil millones que aún no están (objetivo ONU y OCDE)
• Igualdad real en el ecosistema. Todos quienes están dentro tienen acceso a los mismos recursos sin costo, todos “valen” lo mismo, independientemente de su edad, sexo, extracto socioeconómico o ideas personales, y todos son libres respecto a expresión de ideas. En Internet verdaderamente hay una sociedad igualitaria y libre.
• Recursos ilimitados. Ninguna persona es capaz, durante toda su vida y por mucho que viva, de recopilar y aprehender toda la información existente, ni de usar todas las aplicaciones de valor agregado gratuitas a su disposición. Subjetivamente, los recursos a su disposición son ilimitados para sus posibilidades
• Sociedad de oportunidades: por la misma razón de que todos tienen acceso a los mismos recursos, aplicaciones y contenidos, todos tienen acceso a las mismas oportunidades. Y por la cantidad de oportunidades que tienen de instruirse, compartir, comprar, vender, trabajar, contactar e interactuar, estas están limitadas solo por la capacidad de conocerlas y saber usar las herramientas al alcance. Son cientos de millones las personas que aprenden, compran, venden, trabajan, se contactan e interactúan en Internet. En Internet se está dando una real movilidad social que atraviesa países. Por ello Naciones Unidas declaró hace un mes "derecho humano" el acceso a Internet.
• Economia creciendo a dos dígitos desde que se inventó, a pesar de la “burbuja” especulativa del 2.000 en la que muchos vieron el fin de la economía en Internet. Hoy es más grande que la economía de Canadá, y el comercio electrónico en el mundo ya se empina sobre los 8 trillones de dólares al año

Esta revolución digital fue creada por una “élite ilustrada”, pero hace tiempo que salió de dicho entorno para convertirse en un movimiento social, y es la sociedad civil la que está llevando el liderazgo a través de las redes sociales y la generación/consumo de contenidos.

Sectores enteros de la economía se están redefiniendo a través de Internet. Ya es un dato que el incremento en la cobertura de banda ancha tiene un impacto directo sobre el crecimiento del producto interno bruto, sobre la generación de riqueza por un país. Se han redefinido sectores como retail, manufactura, banca, telecomunicaciones y un largo etcétera. Los procesos ya no se llevan a cabo íntegramente en la organización, sino que crecientemente se sacan fuera incluso delo país. Millones de trabajos transfronterizos se han creado al alero de esta plataforma, haciendo del trabajo un recurso transable.

La rapidez en el en el cambio y en la recepción de beneficios que trae la revolución digital depende directamente del grado de involucramiento y del rol que jueguen los diversos estamentos de la Sociedad: Gobiernos, Academia, Sector Privado, Organismos Políticos, Sociedad Civil. Si bien es ésta la que está llevando el liderazgo, si cuenta con el apoyo decidido de uno o varios de los restantes estamentos, la velocidad será mayor y el beneficio llegará antes y en mayor abundancia. Cada uno de los estamentos debe decidir si quiere ser locomotora o vagón en la revolución digital. Y, al igual que sucedió en las anteriores revoluciones que sacudieron la historia, no se pueden quedar fuera del tren, aunque lo quieran. La desventaja en este caso es que, si no lideran como locomotoras, se quedarán como simples vagones.


Alfredo Barriga