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lunes, 30 de diciembre de 2013

La pospuesta discusión sobre impuestos en la Economía en Internet

La reciente polémica acerca de la actuación del Servicio de Impuestos Internos (SII), en el sentido de cobrar un 35% a las empresas que contrataron publicidad en Adwords, en concepto de impuesto adicional, trae a colación una discusión muy antigua y continuamente pospuesta en el ámbito mundial respecto de la Economía de Internet: el cobro de impuestos. 

El problema surge de la naturaleza misma de Internet. Imaginemos un sitio Web que vende productos al mundo. La empresa que vende está en España. El servidor donde está el sitio Web está en Estados Unidos. La persona que compra está en Chile. ¿Dónde se produjo la venta? ¿Quien tiene que recaudar IVA? ¿Quien paga impuesto sobre utilidades? Porque resulta que "físicamente" la tienda esta en Estados Unidos, "físicamente" la compra se hizo en Chile, y "físicamente" la venta se hizo en España. La empresa de hosting de Estados Unidos, a su vez, vendió en Estados Unidos un servicio de hosting a la empresa española. "Físicamente" la venta se realizó en Estados Unidos, pero la compra se realizó en España. 

Este tema surgió ya en los albores de la Internet. En 1998 la Administración Clinton sacó la denominada "Internet Tax Freedom Act", que no resolvía el quid de la cuestión, sino solo evitaba que se crearan más impuestos

Chile no es el primero que pone el tema en la agenda respecto del gigante USA (Google). Italia aprobó recientemente un impuesto denominado "Impuesto Google", pero el 28/12/2013 anunció que postergó su aplicación hasta julio del 2014, debido a que levantó protestas en otros países de la CEE. El enfoque de Italia fue criticado por la Comisión Europea, que expresó dudas sobre su legalidad antes de que fuese aprobado por el Parlamento. Sin embargo, políticos de Francia y Alemania están presionando a sus respectivos gobiernos para que también adopten una imposición a las ventas de Google. Con eso, serían ya 4 países que estarían detrás del mismo tema con la misma empresa (Chile, Italia, Francia y Alemania). Google debería estar preocupado, a menos que recupere lo pagado (¡el 35% de lo que vende!) con su declaración de impuestos en Estados Unidos - debido a convenios de doble imposición. Y, entonces, va a ser el IRS (SII de Estados Unidos) el que no va a estar nada de contento. ¿Se imaginan que todos los servicios de impuestos de los países donde Google vende hacen lo mismo que el SII chileno? Serían miles de millones de dólares que el IRS no recaudaría - porque se lo queda el país donde se hizo la venta). Y si no hay convenio de doble imposición, sería una pérdida directa a la última línea de la Cuenta de Resultados de Google. ¡El 35% de lo que vende!. Eso tendría efectos demoledores en su cotización en bolsa.

Pero Google es solo uno de miles de servicios que deberán pasar por el mismo problema. Con el advenimiento del Cloud Computing, la figura de "venta de servicios a empresas de otro país donde no estamos operando físicamente" se va a multiplicar. 

Desde el mismo momento en que se puso en marcha la www y aparecieron los primeros grandes emprendimientos, como Amazon, surgió el tema de los impuestos a las ventas y a las utilidades de estas empresas punto com. El nuevo paradigma supuso que empresas no registradas en un país llevasen a cabo actividades económicas afectas a impuestos sobre transacciones (IVA) y sobre utilidades (primera categoría, en el caso de Chile). Bajo la legislación fiscal de casi todos los países del mundo, dicha actividad está afecta a tributación, y por lo tanto correspondería gravarla. El punto es cómo y por qué. Y la decisión que se tome al respecto va a tener consecuencias en el desarrollo de la economía en Internet. Hay varios escenarios y soluciones al respecto. 

Antes de comentarlos, quiero decir que lo que está vigente actualmente en Chile (un impuesto adicional del 35% sobre las ventas) no está, bajo mi punto de vista, entre las soluciones racionales. En primer lugar, porque en la recaudación de un impuesto que grava las actividades de una empresa extranjera se hace responsable a la empresa (¡o persona, ojo!) que compra los servicios. En segundo lugar porque es discriminatorio y vulnera los principios de libre competencia. Efectivamente, supone un impuesto especial a proveedores extranjeros de servicios (y es un porcentaje sobre lo vendido, no sobre la utilidad), que les encarece sus tarifas respecto de servicios equivalentes con origen en Chile. Bien para las empresas chilenas, que tienen una "protección" del 35%, pero mal para el consumidor chileno, que tiene que pagar una suerte de "derecho de importación" por esos servicios... ¡a pesar de que con el país de origen hay un tratado de libre comercio! Se podría argumentar que el efecto sobre el precio sería neutro si hubiese convenio de doble imposición entre Chile y Estados Unidos, y - por lo tanto - Google lo descontara de su impuesto a pagar al Tío Sam. Pero en ese caso éste tampoco va a estar contento con que una parte de "su" recaudación haya terminado en manos del SII.

Creo que tarde o temprano esta solución va a acabar en la Organización Mundial de Comercio, por lo complejo que tiene y lo que hay en juego para el libre tránsito de servicios y mercancías que ha traído Internet.

Estos son los escenarios posibles que se me ocurren:

1) Que las empresas abran una sucursal en el país que deseen operar. Google tiene oficina en Chile, con RUT propio, y podría por lo tanto facturar toda la publicidad en Adwords que se contrate para empresas chilenas, con su correspondiente IVA. Como empresa chilena, pagaría su impuesto de primera categoría (impuesto sobre utilidades), y si hubiese un convenio de doble tributación entre Chile y Estados Unidos, Google podría recuperar el impuesto pagado cuando haga su declaración en dicho país. Este es, en el fondo, la posición de Italia. Curiosamente el IRS norteamericano no ha dicho nada, porque supone que se trata de ventas extranjeras 

Esta solución, en nuestra opinión, frena el desarrollo del Cloud Computing. Tal vez para Google y otros pocos jugadores mundiales tenga sentido poner una filial en cada país donde venden, pero para el resto de las empresas que venden servicios Cloud no es rentable, dado que necesitan tener una masa crítica de ventas para que compense poner la filial. Y si no pueden vender porque no tienen filial, jamás conseguirán la masa crítica, con lo cual dichos servicios no se podrían vender en ese país. Hablando en plata, de tomar ese camino, Chile perdería una parte considerable de los beneficios que trae la oferta de servicios Cloud (arriendo de software y aplicaciones, arriendo de capacidad de procesamiento del tipo "pague cuando use", etc.). 

2) Que las empresas extranjeras paguen el impuesto a las transacciones y que los compradores hagan de agente retenedor. Tiene la virtud de poner en igualdad de condiciones las ventas desde el exterior con las ventas de empresas chilenas, que están afectas a IVA. Tiene el inconveniente que se llegaría al absurdo de que una persona natural que compre una aplicación cloud de un dólar tenga que transferir al fisco 19 centavos de dólar (IVA del 19%). Y el SII tendría que armar una aplicación en Internet para que ese trámite se pueda hacer Online. Hacerlo de otra forma es simplemente patético, a mi modo de ver. 

3) Que las empresas extranjeras paguen el impuesto a las transacciones directamente: eso supondría que, por ejemplo en el caso de Google, una vez se emite la factura desde la aplicación de Google, se le añade el 19% de IVA (que es lo que tiene que pagar el cliente) y Google es responsable de enviar al SII el IVA. De esa forma, aunque no tuviese una filial en Chile, estaría pagando igualmente el IVA sobre servicios prestados en Chile. Requiere de un proyecto de ley (creo que de mayoría simple). Tiene el inconveniente, para el SII, de que deja pendiente el tema del impuesto sobre la renta. Y aquí es donde se enreda la solución. 

Efectivamente, en el caso descrito, Google tuvo una utilidad sobre una venta realizada en Chile a un residente chileno. Pero, ¿es así? Si la publicidad que la empresa chilena contrata en Adwords es para mercados externos a Chile, ¿no tendrían los países externos el mismo argumento a su favor? Porque en Internet una cosa es la materialidad del servicio (quien lo compra) y otra la funcionalidad (para qué lo usa). Al final del día, ¿donde se produjo la venta? ¿En el "qué" o en el "cómo"? Y si eso es así, se abre una casuística que puede ser interminable, pero que tiene partidarios en todas las posiciones. Y esto afecta al comercio mundial, que crecientemente se va a hacer por Internet. Y pone en cuestionamiento una parte no despreciable de los acuerdos sobre comercio internacional de la Ronda de Uruguay. 

Durante la cumbre de la OMC en Seattle, se hizo el primer track de Comercio Electrónico, al cual fui invitado como representante del sector privado de América Latina. Allí puse el tema en la mesa, y propuse una solución que fue comentada en la versión digital de la BBC: que existiera un único impuesto mundial sobre todas las ventas, que se reparte en partes iguales entre el país del vendedor y el país del comprador. Un amigo gringo me dijo que era impracticable porque, al menos en Estados Unidos, hay impuestos federales, estatales y locales que gravan la misma venta. Aunque el Gobierno USA estuviera de acuerdo con el principio, la pelea posterior por saber qué parte se queda el gobierno federal, qué parte el gobierno del Estado y qué parte el gobierno municipal lo haría impracticable. 

El hecho concreto es que llevamos 20 años desde que se inventó la Web y el tema no está resuelto. Volví a plantearlo cuando representé a Chile en el OECD High Level Meeting for the Future of the Economy of the Internet, en junio de 2011. Me hicieron un educado "tomamos nota", y eso sería. Luego me di cuenta por qué: el status quo beneficia a las grandes potencias, que no han perdido impuestos por la venta de sus productos y servicios vía Internet - de los cuales son más vendedores que compradores. ¿O no sabía Ud. que cuando compra un libro en Amazon paga impuestos en Estados Unidos, además de lo que paga en Chile? ¿Y que esa práctica está en contra de los acuerdos sobre comercio de la OMC? 

Por lo visto, Chile va a ser el primer país en el mundo en aplicar efectivamente un "impuesto Google". Somos un país muy chico, pero somos Miembros de la OCDE, y esto no va a "pasar piola". Será interesante ver las repercusiones mundiales que pueda tener.

Alfredo Barriga

jueves, 26 de diciembre de 2013

Google Adwords, SII y el futuro del Cloud Computing en Chile

La Asociación de Emprendedores de Chile (ASECH) ha entablado una demanda al Servicio de Impuestos Internos (SII) por cobrarle a empresas PYME que son agencias de marketing digital un 35% más intereses y multas de todos los pagos realizados entre 2010 y 2012 a Google por la contratación de campañas publicitarias en dichas plataformas. Para la mayoría de las empresas afectadas ese 35% con intereses y multas significa el cierre, ya que ese es el orden de magnitud en márgenes brutos sobre campañas en Adwords. 

El SII simplemente ha aplicado la ley, pero con muy poco criterio. Una vez más estamos ante una situación manifiestamente injusta donde al final paga el más débil. Y con consecuencias macroeconómicas que quizá el Ministerio de Hacienda no ha considerado. 

Llamé a Google para saber qué solución están dando al problema. El resultado: si has gastado más de US$5,000 en los últimos 90 días mediante tarjeta de crédito, pagas el 35% y con el comprobante (digital) Google te lo abona en tu tarjeta de crédito. Me dijeron además que cuando firmamos el contrato digital, se establecía que los impuestos locales son por parte de las empresas que contratan la publicidad. Solo que este no es un impuesto local a los compradores de publicidad online offshore (fuera de Chile), sino a las empresas offshore que venden servicios a las empresas chilenas. Las empresas grandes, con el respaldo de buenos abogados fiscalistas, ya habían llegado a ese modus operandii con el gigante USA. Las empresas chicas... "disculpe que no podamos darle una solución, pero no la tenemos. Ud. debe pagar el 35%" (textual) 

La solución que propuse en Twitter: que haya un acuerdo entre Google y el SII por el cual Google cobra el 65% de las facturas y entera el 35% restante al SII. 

Pero esta es una solución de parche. El problema de fondo - y uno muy grave - es que con esta legislación fiscal estamos dejando a Chile fuera de la revolución del Cloud Computing. 

Me explico: las empresas llegarán a un acuerdo con el SII para hacerlo más sencillo para sus clientes, pero aumentarán las tarifas a empresas chilenas, encareciendo sus costos. Con lo cual, una empresa chilena compitiendo con una empresa del cualquier lugar del mundo por publicidad para conseguir más ventas vía buscadores, estará en situación de competencia adversa por culpa de este impuesto del 35%. 

Y no se trata solo de Google y Adwords. Si esto es aplicable a Adwords, se sienta un precedente para aplicarlo a TODOS los servicios que empresas extranjeras entregan a personas físicas o jurídicas de Chile vía Internet, lo cual se constituye, en definitiva, en un impuesto discriminatorio que encarece el consumo vía Internet, perjudicando finalmente no solo a empresas sino a las personas. Según ese principio, una persona que compra una canción en iTunes o compra WhatsApp por US$0,99 debería pagarle al SII US$0,35. O sea, los consumidores y las empresas chilenas tendrán que pagar un 35% más de costo por cualquier servicio que consuman vía Internet de proveedores extranjeros, y según está el procedimiento ahora, cada vez que lo hagan deberán pagar un 35% más. Lo cual, en definitiva, es un impuesto sobre Internet, y una estupidez administrativa para pagar 182 pesos al SII por una compra de US$0,99 (el 35% en pesos del equivalente a US$0,99). Eso atenta contra la libre competencia, y puede ser también visto como un arancel encubierto a servicios prestados por empresas extranjeras, con lo cual el Estado de Chile podría estar incumpliendo tratados comerciales ya firmados. 

La solución final viene por un reconocimiento por parte del SII de que la compra de servicios vía Internet a proveedores externos a Chile equivale a una compra local de servicios, y debería estar afecto al mismo impuesto que todo el resto de los artículos: un 19%. A contrari sensu, las ventas de empresas chilenas de servicio a personas o empresas fuera de Chile deberían estar eximidas de IVA, igual que con cualquier exportación, o tener a lo sumo una retención del 10%. 

Finalmente, en la medida en que una parte cada vez mayor de las compras de personas y empresas se vaya haciendo Online sobre una base globalizada, la tasa interna de impuestos a las ventas de productos y servicios de un país determinará crecientemente la competitividad de dicho país, algo de lo que el SII debería tomar cumplida nota, o de lo contrario, por un afán recaudador de corto plazo, acabaremos dejando a Chile fuera de la economía del siglo 21, que corre por Internet. 

Este caso va abrir una caja de pandora en el tratamiento fiscal de servicios Online. Es un problema que ya pronosticamos tan lejos como el año 1999 en la cumbre de la OMC en Seattle, donde propusimos un impuesto único y plano para todas las ventas en Internet, a ser repartido entre país comprador y país vendedor (ver "a transaction tax"). Volví a sacar el tema 12 años después en la alta reunión para el futuro de la economia en Internet de la OCDE (París, Junio 2011) pero los países grandes no lo apoyaron (tendrían que compartir impuestos...) 

Es de esperar que el Gobierno tome cartas en el asunto cuanto antes, o estaremos disparándonos un tiro a los pies en materia de incorporarnos a la Economía en Internet. 

Alfredo Barriga

lunes, 4 de noviembre de 2013

Agenda Digital: raya para la suma

Habiendo ya transcurrido 4 años desde que se hizo la última campaña presidencial, donde el tema de la Agenda Digital fue, por primera vez en nuestra historia, un tema relevante para el candidato que luego fue presidente, es momento de hacer Balance.

El relato de Sebastián Piñera fue, y sigue siendo, de que Chile llegó tarde a la revolución industrial y por eso quedó entre los países en vías de desarrollo, razón por la cual no podía llegar tarde a la revolución digital. Para ello preparamos un programa que se lanzó ante la industria TIC en agosto de 2009. La mayoría de las medidas anunciadas en dicho programa se pusieron en marcha. Pocas se han concluido, porque devinieron en un mayor esfuerzo del que se pensó inicialmente (y asumo la responsabilidad en ello, como experto de confianza del candidato). Muchas que no estaban se generaron con posterioridad, y varias de ellas se ejecutaron hasta su término. Se avanzó mucho, pero no alcanzó para ser una revolución digital.

En la suma quedan el proyecto Chileatiende, que cambió el paradigma de atención del Estado al ciudadano; la consolidación de la plataforma de interoperabilidad del Estado, que tenía 7 instituciones en marzo de 2010 y terminará con casi medio centenar; la ley de neutralidad en la Red, convirtiéndonos en el primer país en el mundo en tenerla; la primera licitación del espectro 4G; los más de 1.300 pueblos con Internet; el incremento en la penetración de banda ancha fija en los hogares desde un 25% a un 40% (50% si se suma Banda ancha móvil); la licencia médica electrónica; la nueva institucionalidad de la estrategia digital unida a la Subtel (aunque con gusto a poco); la incorporación del nuevo paradigma de la Khan Academy en 1.000 colegios municipales, y la empresa en un día, que es un primer paso para la institucionalización del uso de la firma electrónica. En veremos quedan la ley de teletrabajo, la supresión del impuesto a la importación de software, la publicación en medios digitales de hechos que hoy se deben publicar en el Diario Oficial, el proyecto de ley de datos personales, y la obligatoriedad en el uso de la factura electrónica. Todos ellos, enviados al congreso y “siguiendo su curso”. Considerando lo poco que los honorables entienden o se entusiasman con las TIC, va para rato – y ojalá me equivoque. Pero el gobierno cumplió con su parte.

En la resta quedaron fuera los dos proyectos verdaderamente impactantes del programa: el subsidio a la demanda en banda ancha y el subsidio a la compra de un computador, ambos para los segmentos menos favorecidos del país, que estaban – y siguen – fuera del mundo digital. La razón que se dio estuvo en el terremoto y en el perfeccionamiento del mercado como condición previa para entregar subsidios, considerando los costos de la banda ancha en Chile.  Me alegro por ello de que tanto en la Estrategia Digital 2020 como en el programa de Evelyn Matthei se ponga una meta de penetración de banda ancha del 80% de los hogares para el año 2020. Lo echo en falta en el Programa de Michelle Bachelet.

Pienso que “el proyecto” que cambiará a Chile es el de banda ancha para todos los hogares y empresas, con subsidio a la demanda. Los chilenos han demostrado ser buenos usuarios de Internet, cuando en Internet hay cosas que interesan de verdad a los chilenos. La tasa de penetración de Facebook (más del 100% de los usuarios de Internet… en apenas 5 años) es una muestra de ello. El tener al 96% de la población bancarizada usando banca electrónica es una muestra de ello. El que un 93% de los contribuyentes paguen sus impuestos a la renta vía Internet es una muestra de ello. Si nos centramos solo en sacar adelante ese proyecto cuanto antes, volcando todas las energías al mismo, el resto vendrá por añadidura. La economía en Internet está creciendo a tasas de dos dígitos, y si todos están conectados estaremos incorporándonos realmente a dicha economía. Los beneficios de usar Internet quedarán exponencialmente expuestos.

Hoy nadie objeta el costo de tener un celular. El acceso a Internet a través de smartphones – que de aquí a 5 años serán el 90% de los equipos – hace el costo de dicho acceso marginal, y los beneficios muy superiores a los de solo el servicio de voz. En este proyecto pienso que debería haber un esfuerzo público-privado. Las TELCO deberían armar planes de $5.000, con limitaciones en cuanto a tráfico, y vendidos a costo. La evidencia empírica muestra que a poco andar la mayoría de los usuarios de esos planes básicos se pasa a planes de mayor valor agregado y rentabilidad. Se podría añadir además a esos planes a costo un "churn" de dos años como requisito.

La revolución digital aún es posible, y requiere solo de un buen proyecto en el cual de verdad pongamos todas las fichas y no solo marketing.

Alfredo Barriga

lunes, 22 de julio de 2013

Las tecnologías que generarán una economía del tamaño de Estados Unidos para el 2025

Se acaba de lanzar un nuevo reporte del prestigiado Mc Kinsey Global Institute. Esta vez sobre las doce tecnologías disruptivas que tendrán mayor impacto de aquí al año 2025. Para elegir estas doce tecnologías – de todos los campos del saber – se les pidió 4 características:
  • La tecnología debe demostrar tener avances rápidos y persistentes en el tiempo, con fuertes mejoras año a año en productividad y costos
  • El alcance del impacto potencial es amplio: para ser económicamente disruptiva, una tecnología debe tener un alcance amplio, afectando a un vasto número de productos, servicios y dispositivos. Por ejemplo, la banda ancha móvil podría impactar en cómo 5 mil millones de personas organizan sus vidas, dándoles acceso a emprendimientos no soñados hasta ahora.
  • El uso de la tecnología afectaría a un valor económico significativo: la contribución a la economía debe incrementar el PIB mundial y ser superar el impacto negativo en actividades existentes y obsolescencia en capitales que traiga la disrupción
  • El impacto económico es potencialmente disruptivo: las tecnologías que importan son aquéllas que pueden cambiar dramáticamente el status quo. Pueden transformar la forma como las personas viven y trabajan, crear nuevas oportunidades de negocio, y traer crecimiento o ventajas competitivas a las economías 

Las doce elegidas, tras un minucioso análisis, tienen el potencial de afectar a miles de millones de consumidores,  cientos de millones de trabajadores, y trillones de dólares en actividad económica transversalmente en la economía. El cuadro siguiente muestra los resultados:


Como se puede ver, 5 de las doce tienen que ver directamente con Tecnologías de la Información (Internet móvil, automatización de trabajo del conocimiento, Internet de las cosas o IPv6, cloud Computing e impresión 3D) y otras 2 más están indirectamente relacionadas (robótica avanzada y vehículos autónomos, que requieren de un fuerte componente de inteligencia artificial y programación). El 100% están relacionadas con la Sociedad del Conocimiento, por si alguien aún a estas alturas sigue pensando que este término es más académico que real.

El resultado será una demanda enorme por profesionales del conocimiento y una nueva revolución en la productividad, que llevará a las naciones y empresas que adopten las nuevas tecnologías a niveles de negocio nunca vistos. Cientos de millones de puestos de trabajo serán destruidos y cambiados por cientos de millones de nuevos perfiles de trabajo. Nuevas carreras universitarias se crearán con notable éxito – si es que la demanda por estos profesionales sigue siendo atendida por las Universidades, cosa que dudo. Miles de millones de personas en todo el mundo tendrán acceso a actividades económicas que hasta ahora les estaban vetadas, gracias a que tendrán la posibilidad de acceder a capacitación directa y de muy bajo costo.

En total, el impacto calculado para estas 12 tecnologías equivale a entre 1 y 2,5 veces el PIB de Estados Unidos. La pregunta que cualquier país y cualquier empresa con dos dedos de frente debería hacerse frente a esto es “¿cómo voy ahí?”

Las naciones que armen sus políticas públicas para sacar el mayor beneficio posible de este aluvión tecnológico que va a dominar el siglo 21 tendrán una oportunidad única de pasar al desarrollo, generar puestos de trabajo de alto valor para sus ciudadanos y reducir la brecha de ingresos entre sus ciudadanos.

Me pregunto qué naciones de habla hispana – donde el valor económico de la tecnología y de los intangibles no es muy apreciado – serán capaces de estar entre las que aprovecharán plenamente el potencial que traerán estas doce tecnologías.

Alfredo Barriga

miércoles, 12 de junio de 2013

Big Data, Great Data y Agenda Digital

Es ya un hecho empíricamente demostrado que la buena información permite la toma de mejores decisiones, y eso se aplica tanto en el sector privado como público. El nuevo paradigma del “Big Data” permite nuevos horizontes al respecto, y va a generar una brecha entre empresas y países donde sean capaces de generar, procesar y analizar Big Data de los que no sean capaces de hacerlo, porque la inteligencia de negocios que es posible gracias al Big Data es de órdenes de magnitud mejores de lo que hemos visto hasta ahora.

La capacidad de creación de datos que entrega Internet ya ha superado los “números que tienen sentido”, duplicándose cada 40 meses desde los años 80. Según datos de 2012, cada día se crean 2,5 x 1018 bytes de datos, equivalentes a 31,25 mil billones de caracteres. En la medida en que más dispositivos electrónicos se incorporan a Internet, estas cifras no harán más que crecer. Los datos ya son de tal tamaño y variedad que no pueden ser manipulados con los motores de bases de datos que hoy existen.

Sin  embargo, hay datos que están más al alcance y que, sin llegar a las dimensiones del Big Data, entregarían una información espectacular para, por ejemplo, políticas públicas y análisis económico.

Un campo donde definitivamente hay mucho de eso es en el sector salud. La recién elaborada Agenda Digital de Salud 2020 apunta entre sus ejes fundamentales hacia la captación correcta de datos, que hoy está muy fragmentada, en muchos casos es inexacta y en otros ni existe. Y sin embargo, llevando una buena recolección y clasificación de todas las prestaciones de salud que se dan a través de FONASA se podría dar un salto enorme en la gestión de salud. Las estadísticas que hoy se elaboran son insuficientes. Si en vez de grandes categorías de prestaciones tabularan por cada código de arancel de FONASA, la riqueza de la información cambiaría radicalmente. Si además se incorporase a esta “Big Data” la trazabilidad de procesos médicos vía herramientas de workflow o BPM, estaríamos definitivamente ante una cantidad y calidad de información que permitiría una verdadera revolución en la salud pública, además de una mejora sustancial en la eficiencia en el uso de recursos financieros del Estado en esta delicada materia. Apoyar todos los proyectos de la Agenda Digital de Salud 2020 es por ello clave si se quiere realmente mejorar.

Otra fuente enorme de datos, esta vez como insumo de políticas públicas económicas está en el SII. Aquí sin embargo no hay una agenda de desarrollo de Big Data, porque está enfocada a la recaudación. Sin embargo, la base de datos del SII tiene el RUT de todos los contribuyentes, tanto personas físicas como jurídicas. Además, cada RUT tiene asignado un Código Nacional de Actividad Económica (CNAE). El SII podría producir datos en bruto de inestimable valor, cambiando levemente la estructura de los formularios de renta tanto de las empresas como de las personas, que están orientando a la recaudación de impuestos, y podría servir para la generación de datos de actividad económica del país, que podría dar información, por ejemplo, de la evolución en el endeudamiento de las empresas por tamaño y CNAE. Introduciendo la factura electrónica obligatoria, la data da un salto cuántico en calidad de información. Cada vez que alguien factura a alguien, el SII sabe el CNAE del emisor y el receptor. Con ello podría generar el PIB de cada sector de la actividad del país, e incluso mejor, sacar cuentas nacionales por cluster de actividad.

Me explico: de todos es conocido que la actividad minera es crucial en nuestra economía. Pero no tenemos datos para saber realmente qué tan crucial es. ¿Qué porcentaje de la actividad de los Bancos por ejemplo va a parar a la Minería? ¿Cuántos otros servicios, de qué tipo y por qué importe se entregan hacia este sector? Se podrían confeccionar “mapas de CNAE” donde se viese gráficamente cuales sectores de la actividad económica “alimentan” y “dependen” de otros sectores de la actividad económica. Con estos datos, se podrían realizar políticas públicas económicas enfocadas a “clusters” basados en información fidedigna y traceable.

Son solo dos pinceladas del enorme potencial que encierra el “Big Data” (que no sería tampoco tan “big”) en la entrega de información para la generación de políticas públicas enfocadas a un país más competitivo, con mayor riqueza y más justicia en su reparto.


Alfredo Barriga

sábado, 18 de mayo de 2013

Agenda digital 2020: lo andado, lo propuesto, lo necesario


El viernes 17 de mayo, día internacional de las telecomunicaciones, se lanzó la nueva estrategia digital del Gobierno, con un horizonte en el año 2020, presentada por el Presidente en persona. Como documento es más una propuesta abierta que una política pública, conscientes de que en esta materia las cosas son muy dinámicas.

Antes de entrar en la materia de la estrategia hasta el año 2020, conviene detenerse en otro aspecto, que es lo realizado hasta ahora desde 2010. Los proyectos digitales no cortan cintas. No son primera plana de los medios de prensa ni de la televisión. Son parte de una revolución silenciosa, que ha estado ocurriendo en estos años. Ha habido proyectos disruptivos, aunque no se vea aún todo el impacto de los mismos. Han ocurrido cambios de paradigmas, aunque no en todo lo que quisiéramos ni todo lo que necesitamos. El uso de Tecnologías de la Información ha dado varios pasos adelante, aunque no con la rapidez que desearíamos quienes estamos en este sector. Hemos recuperado un liderazgo en la región, pero no es a eso a lo que debemos aspirar. La Agenda Digital para el año 2020 reconoce esta realidad y se pone como meta acercarse más a los países que lideran a nivel mundial en materia de sociedad del conocimiento.

Ha habido en mi opinión varios proyectos TIC disruptivos que se han acometido o terminado en el presente Gobierno, y que en muchos casos no han tenido el grado de difusión que merecen:
1)      Proyectos para perfeccionar el mercado de telecomunicaciones y mejorar el acceso a Internet:
a.       Ley de neutralidad en la Red (primer país del mundo en sacar una ley de este tipo)
b.      Ley de portabilidad (ya hay 1 millón de personas que la ha usado, presionando sobre precios de telefonía celular)
c.       Licitación de espectro 4G y entrada de nuevos actores en telefonía celular y de banda ancha móvil (el efecto se deberá ver en los próximos años, según se despliegue esta red)
Estos proyectos de perfeccionamiento del mercado han tenido resultados inmediatos. Chile hoy está en primer lugar del ranking NRI del World Economic Forum en dos subíndices: cobertura de telefonía móvil y en grado de competencia en telefonía e Internet. Entre diciembre de 2009 y diciembre de 2012, la penetración de banda ancha en el país por cada 100 habitantes ha aumentado desde un 21% a un 50% en banda ancha móvil (tecnología 2G más 3G) y desde un 9% a un 12% en banda ancha fija.
2)      Proyectos para el emprendimiento TIC
a.   Proyecto Start Up Chile, que trajo a emprendedores de Silicon Valley a Chile, generando un “estado de ánimo” que no existía de parte de capitales de riesgo. Se han generado nuevos fondos de capital de riesgo orientado a TIC millonarios en dólares, algo que hasta ahora no existía
b.   Proyecto Global Connection, que lleva a emprendedores TIC a Silicon Valley o les da acceso a redes de inversionistas ángel que existen en lugares como Silicon Valley. Hace 4 años atrás era impensable que alguien de Silicon Valley atendiera a un emprendedor chileno. Hoy ya son varios los que están incubando su emprendimiento en la meca del emprendimiento TIC
3)      Proyectos de gobierno electrónico
a.   Chile atiende: rompe paradigma de atención al público, al tener por primera vez locales físicos del Estado que atienden procesos de más de un Ministerio, junto con atención virtual tanto vía Internet como vía Call Center
b.  Chile sin papeles: tiene por objetivo conseguir que todo lo que se pueda hacer por Internet se haga por Internet
c.  Gobierno abierto: tiene por objetivo profundizar en el desarrollo de aplicaciones a partir de datos del Estado que son publicados en plataformas abiertas
d.  Clave única de acceso a procesos con el Estado: aunque aún está en marcha blanca, esta innovación permitirá que se cumpla la Ley de Bases Administrativas – que hasta ahora estaba solo en el papel – por el cual un ciudadano no necesita solicitar del Estado información que ya está en el Estado. Con ello, se reducirán los trámites en un sinnúmero de procesos
4)      Proyectos de uso de TIC en creación de valor y conocimiento
a.   Salud digital: hay una estrategia digital de salud en marcha (www.salud-e.cl) que entre otros proyectos tiene la digitalización de todos los hospitales públicos, lo cual está avanzando en 11 procesos. La Licencia Médica Electrónica se está masificando a contar de este año (por fin), después de 1 año de marcha blanca.
b.   TIC en el aula: el proyecto más disruptivo (y con cero publicidad) ha sido el de incorporar la metodología de Khan Academy en 1.000 colegios públicos, en varias asignaturas. Es un cambio de paradigma, que debería llevar hacia el “flipping the classroom” (intercambiando la sala de clase), por la cual las lecciones son vía Internet y el aula es para avanzar en lo aprendido.
c.   Empresa en un día: con este proyecto, recientemente lanzado, Chile aparecerá en primer lugar en otros dos subíndices del NRI: número de días para crear una empresa y número de procedimientos para crear una empresa. De paso, mejorará el ranking mundial de “doing business”
Decir que en estos 3 años no ha habido agenda digital es injusto. Que no es la agenda digital de la que se habló en campaña, tampoco es correcto. Que no se ha cumplido todo lo que se habló en campaña, es cierto. La evidencia empírica muestra que eso es lo que ha ocurrido en Chile con todas las agendas digitales. Quienes estamos metidos en este sector empujamos por reformas y proyectos más allá de lo que luego suceden en la realidad, y debemos mantenernos así. De esta forma, hemos ido avanzando más que si hubiéramos puesto la vara más baja.

La nueva agenda digital para el año 2020 requiere un gran trabajo de concreción. El documento, pese a tener 5 ejes estratégicos, 14 líneas de acción y 30 iniciativas, no especifica quienes se hacen cargo de las iniciativas, cómo éstas se concretan y en qué plazo deben estar cumplidas. Varias de las iniciativas requieren varios proyectos, los cuales tampoco están enunciados – ni eran de esperar, ya que se trata de una Estrategia. Y algunas de las metas son poco ambiciosas – se van a conseguir por la sola dinamicidad del mercado.

Nada de lo anterior es para mí preocupante, habida cuenta que el documento es más que nada una hoja de ruta abierta. Lo que sí es preocupante, y mucho, es que la Agenda Digital sigue sin ser “tema país”. Salvo uno, ninguno de los precandidatos presidenciales considera para nada en sus programas la sociedad del conocimiento con el desafío que plantea para Chile – cuya economía sigue amarrada a bienes tangibles y depende en gran medida de solo un producto.  La Agenda Digital 2020 se hizo con el concurso de representantes de las “fuerzas vivas” del país… pero solo las que les importa el tema. De nada servirá si el próximo Gobierno, sea del signo que sea, no le da la importancia que tiene. Hemos ganado batallas con lo hecho hasta ahora, pero ni de lejos la verdadera guerra

Lamento decirlo de nuevo, pero en Chile la Agenda Digital no es tema, y eso no tiene nada que ver con el Gobierno de turno. Solo la sociedad civil – que ha demostrado un enorme dinamismo en abrazar el uso de TIC – y la industria misma – que debería poner todas sus fuerzas en ampliar y mejorar la oferta de TIC al mercado – podrán ponerlo en la agenda. Lo demás, son buenos deseos. No hay agua en la piscina para aspirar a ser un Singapur, un país nórdico o una Corea del Sur. La mentalidad del país está aún en otra zona, la del desarrollo de recursos naturales que son nuestra bendición, pero que podrían convertirse en nuestra maldición antes del 2020.

Alfredo Barriga

jueves, 2 de mayo de 2013

Empresa en 1 día: Chile alcanza liderazgo mundial en 2 subíndices más del NRI


La reciente puesta en marcha del portal para crear una empresa en un día (http://www.tuempresaenundia.cl/) es un hito relevante en la carrera de Chile para insertarse en la Sociedad del Conocimiento. Hay solo un país más en el mundo que lo ha hecho, Nueva Zelanda, lo cual da una idea de lo que se acaba de conseguir. El portal está muy bien diseñado: en muy poco tiempo se está frente a la firma de la creación de la sociedad, que es cuando interviene la firma electrónica avanzada. 

Esto va a tener su efecto en rankings mundiales de competitividad global, como el NRI-GITR publicado por el World Economic Forum, donde ya hemos mejorado 5 puestos en la actual administración (desde el lugar 39 al 34). El salto que da Chile es notable: en el último informe NRI-GITR, correspondiente al periodo 2012-2013, Chile aparece con 8 días para crear una empresa, lo cual lo deja en el lugar 34 de 144 países analizados, y con 7 procedimientos para crear una empresa, lo cual lo deja en el lugar 74 del ranking. Ahora, mostraremos 2 trámites (uno en Economía y otro en el SII), y 1 día. Tanto en uno como en otro subíndice, el próximo año Chile aparecerá en el puesto número 1.  Chile ya muestra otros dos subíndices con el primer lugar del ranking mundial: en cobertura de telefonía móvil y en grado de competencia en telefonía e Internet. Puestos que son producto de los proyectos del actual gobierno). Con este proyecto, duplica el número de primeros lugares en el índice NRI-GTIR.

Se estima que el proyecto va a beneficiar casi a un millón de microempresarios, la mayoría de los cuales está trabajando informalmente. Se podría pensar que siguen habiendo más beneficios de permanecer informales frente a pasar a la economía formal, pero la gran innovación de este proyecto está en la forma en que se presenta el paquete completo, lo cual hace que este proyecto tenga la relevancia que en su día tuvieron proyectos como la plataforma digital del Servicio de Impuestos Internos o la creación del portal de compras públicas. Efectivamente, la oferta del Gobierno es que la empresa formalizada tendrá acceso a todas las ayudas que se entregan a las empresas desde el Estado, y que actualmente no pueden ser aprovechados por quienes trabajan informalmente. Se rompe así un círculo vicioso que estaba incrustado en el tejido de la economía nacional: el de microempresas que no podían acceder a ayudas del Estado por no ser formales, y que no podían formalizarse por los costos y el tiempo que la creación de una empresa tomaba.

Hay además varios beneficios colaterales en la forma en que se ha resuelto el problema. Uno de ellos es la incorporación eficiente de la firma electrónica avanzada, que existe en Chile desde el año 2002, pero que a la fecha había tenido muy poco uso porque no se habían desarrollado aplicaciones de alto valor que la usaran. Definitivamente, este es un uso que justifica por sí solo la compra de un certificado digital avanzado, por el ahorro en los costos de creación de una empresa y el acceso a ayudas estatales que conlleva. Otro beneficio destacable es el ahorro en costos, menores tiempos, y en definitiva, mayor competitividad para nuestra economía, dado que es el Ministerio de Economía y las empresas acreditadoras de firma electrónica avanzada, junto al Servicio de Impuestos Internos los que actuarán como instituciones que autorizan los procesos de creación de la empresa en un día, con la misma validez legal que el acto jurídico que se realiza hoy.
 
En definitiva, una iniciativa que merece el aplauso de todos. Chile no tiene muchos primeros lugares mundiales en indicadores económicos, y menos en aquéllos que dicen relación con ponerse al día en el uso de tecnologías de la información. Un hito, pues, en la revolución digital que el país requiere con urgencia. 

Alfredo Barriga

miércoles, 24 de abril de 2013

El principal empleador del país... y un desafío personal

Los datos del Censo 2012 me han permitido ver cual es el mayor empleador de Chile. 

No es el Estado. No es ninguna empresa minera. No es una empresa de "retail". No es un Banco. No es ninguno de los grupos económicos existentes en Chile, ni siquiera poniendo a todos los empleados de todas las empresas en las que participan. 

El mayor empleador de Chile es... el autoempleo. Efectivamente, de los 6.674.155 personas ocupadas en el país, 1.377.895 son auto empleados (un 20,64% de la población activa). Uno de cada cinco personas laboralmente activas trabajan por cuenta propia, desde vendedores ambulantes a científicos y consultores estratégicos. Si fuesen una empresa, serían por lejos la que más gente "contrata"

Las cifras requieren de un análisis más profundo. Mirando el nivel de autoempleo según la formación eduacional recibida, los porcentajes varían. Mientras menos formación, mayor porcentaje de la población activa tiene un autoempleo:


Entre la población menos formada uno de cada tres personas laboralmente activas trabaja por su cuenta, mientras que entre la población más formada la proporción es de una cada seis, es decir, la mitad. Una pregunta que aclararía mucho estas cifras no se hace en el Censo: ¿Ud. trabaja por su cuenta porque no ha encontrado empleo o porque quiere? Si son pocos los que trabajan por su cuenta porque quieren, hay un tema no menor en estas cifras que debe preocupar a la autoridad política, pues se estaría frente a una realidad con alta vulnerabilidad laboral: el trabajo por cuenta propia tiene, en esos casos, mucho de precariedad. En cambio, si fueran muchos los que están trabajando por cuenta propia porque quieren, eso serían muy buenas noticias para la economía chilena. 

La sociedad del conocimiento en la que estamos inmersos está haciendo "líquido" el mercado laboral. El teletrabajo y el tele emprendimiento permiten encontrar oportunidades de ganarse la vida que son independientes del entorno económico en el cual se vive. Puedo estar viviendo en Chile, pero conseguir mis ingresos fuera de Chile sin moverme de Chile. O puedo conseguirlos dentro de Chile pero comprando fuera de Chile sin tener que salir del país. 

No es retórica. Durante el año 2010 hicimos desde el Gobierno un plan piloto con más de mil personas, consistente en un taller de capacitación en auto emprendimiento compuesto de 6 módulos de 4 horas cada uno. El 40% de ellos ya estaban vendiendo antes de que terminara el taller. El 18% ya había vendido algo al terminar el taller, y para el 13% era su única fuente de ingresos, al terminar la capacitación. 

Conseguir "ganarse la vida" a través de las oportunidades que ofrece Internet es algo que está creciendo en el mundo entero. Hay múltiples casos de personas que verdaderamente han podido generar más ingresos de los que jamás imaginaron que podrían hacer. 

Y es aquí donde nace el desafío personal. Llevo años escribiendo sobre la Sociedad del Conocimiento y sus oportunidades, y sin embargo sigo ganándome la vida "a la antigua", fuera de Internet. Me he hecho el desafío de que para el año 2015 mis ingresos provendrán desde Internet y solo desde Internet. Desde cualquier lugar del mundo, con lo cual vivir en mi país de origen será una opción, no una necesidad. Con ingresos diversificados en su naturaleza y en su geografía, de forma que las recesiones no me afecten. El año en curso es el año de "armar el modelo". El año 2014 será el año de transición. Y el año 2015 será el año de "desacople", cuando espero no tener nunca más que depender de un trabajo presencial. La primera parte del camino ya está hecha, puesto que me encuentro entre los que han decidido trabajar por cuenta propia porque quieren, y hasta ahora me ha ido bien. El paréntesis que tuve trabajando para el Gobierno 18 meses no ha hecho sino aumentar el valor que tiene para mí trabajar por cuenta propia. 

Voy a compartir ese proceso desde este blog. Puede que hayan muchas personas que aspiren a tener esa libertad de acción y de opciones que uno tiene cada mañana trabajando por cuenta propia en un "lugar" virtual con miles de oportunidades, y quiero compartir mi experiencia para que se atrevan a dar el salto, o s están en ello pero les cuesta salir adelante, mostrarles un camino. Me encanta la idea de que haya muchas personas que se independizan - para siempre - de las rutinas y de los "jefes". Pienso en personas que no se atreven a dar el salto: porque tienen que llegar todos los meses con un sueldo a la casa, porque no creen que se pueda, porque les da miedo la incertidumbre, por tantas cosas. Internet ofrece oportunidades jamás soñadas para quienes piensan que solo hay una forma de trabajar (contratado por alguien que te entrega un dinero a cambio de un trabajo cada mes). La posibilidad de trabajar en aquéllo para lo que tenemos talento y nos gusta, de estar en nuestro "elemento" como diría Ken Robinson, es mucho más alta en Internet que fuera de ella. 

El proyecto es sencillo: empaquetar mi know how y venderlo a un precio muy asequible. Desarrollaré para ello MOOCs (Massive Online Open Course) en Udemy.org y veremos que pasa. Aprenderé además cómo se desarrolla un negocio Online de venta masiva de contenidos, y usaré lo que sé de Google Adwords (que no es poco, ya que me gano la vida con ello). Lo que vaya aprendiendo en el proceso quedará aquí, para quien pueda aprovecharlo.  

Me interesa además hacer público este desafío porque se genera de esa forma un "accountability" personal que sirve de catalizador a los esfuerzos que hay que hacer para sacar adelante un proyecto de este tipo, que no son pocos. Armar un MOOC no es ponerse frente a una Webcam con una Power Point a explicar cosas. Es harto más complejo - que no es lo mismo que más complicado. También narraré mi experiencia al respecto. 

Y ese es mi primer "tip" para embarcarse en un autoempleo vía Internet: hazlo público, y crea un compromiso ante el cual tienes que actuar con plazos y metas definidas. 

Alfredo Barriga