¿De qué sirven todas
las reformas a la educación que se están discutiendo, si los alumnos que serán
afectadas por las mismas no podrán hacer frente al mundo en el cual tendrán que
trabajar y vivir?
Los niños que hoy
entran en pre-kinder, cuando salga a buscar trabajo, será en cargos que hoy no
existen, usando tecnologías que no se han inventado, para resolver problemas
que no conocemos[1].
¿Cómo los estamos preparando para ese mundo? Ni la metodología, ni la materia de
enseñanza, ni las habilidades blandas y duras que hoy se enseñan en el aula son
las más adecuadas para el siglo 21. Fueron concebidas para la revolución
industrial de los siglos 19 y 20. Finlandia – a la que tanto queremos
parecernos – ha decidido cambiar la enseñanza “por materia” hacia enseñanza
“por tópicos”[2].
La educación en formato único está siendo reemplazada por múltiples formatos.
Nada de esto está en la agenda. ¡Y el siglo 21 es ahora!
Ya no se trata solo de
habilidades en el uso de herramientas digitales (nacen con ellas puestas,
aunque sus profesores, no) sino de temas mucho más de fondo, que sin embargo
presuponen un dominio de dichas herramientas. Algunos ejemplos: pensamiento y
evaluación crítica, mentalidad orientada al diseño, pensamiento computacional,
discriminación de información, administración cognitiva[3]…
Durante el siglo 21
veremos crecientemente la destrucción de fuentes de trabajo como hoy las
conocemos, y para las cuales seguimos sin embargo preparando a nuestros estudiantes. Ignorar esta arista de la ecuación en
educación es un error que puede crear una crisis de proporciones en la Sociedad
chilena. Afortunadamente aún tenemos algo de tiempo para convertir un gran
peligro en una gran fortaleza de nuestro país.
Alfredo Barriga