Me duele lo del desempleo en España, especialmente para
gente joven. No es solo un drama social, es el mayor despilfarro de recursos
que se pueda tener. Ya conocéis mis ideas sobre la Sociedad del Conocimiento,
de anteriores posteos en este blog. 5 millones de desempleados son 5 millones
de personas dotadas de capacidades que no pueden desarrollar, con lo cual al
final pierden ellos pero también el país.
Creo que el problema del “desempleo ilustrado” en España ya es
estructural. ¿Por qué? Porque ya existía cuando vivía allá. Lo que ha sucedido
en estos 20 años es que ha aumentado continuamente, llegando a niveles que son
simplemente inaceptables. Hoy tener un título no implica tener acceso a un trabajo
regular, en absoluto. Si tratas de emplearte en lo que te has preparado por
cinco años, te dicen que no hay trabajo. Si tratas de emplearte en algo más
sencillo, te dicen que estás sobre calificado. Sigues viviendo en casa de tus
padres, porque no hay opciones.
¿O las hay?
Durante estos meses he estado escribiendo una y otra vez acerca
de las oportunidades ilimitadas que se abren en Internet. Las vuelvo a
enumerar, tomadas de estudios recientes de Mc Kinsey, la OCDE, la ONU y otras
fuentes: la economía en Internet crece a dos dígitos, años tras año. Crea 2,6
puestos de trabajo por cada uno que destruye. Tiene un PIB superior a España. El
año 2010 el comercio electrónico mundial movió 8 billones de dólares
(trillones, en la fórmula norteamericana). No se requiere de grandes capitales para
emprender en Internet. El mercado es de 2 mil millones de usuarios. Las posibilidades
son infinitas… pero hay que “sentirse” parte de esta realidad digital, de este
mercado gigantesco.
El año 2002 un empresario uruguayo que vendía conexiones de
banda ancha se preguntaba cómo mejorar las ventas, puesto que el país estaba
estancado. Concluyó que una forma era convertir lo que era un gasto (un lujo,
en ese momento), en una herramienta de generar ingresos. Desarrolló unos
talleres para capacitar a gente normal y corriente a vender en Internet. Vender
¿qué? Descubrió que “de todo”. Su hijo experimentó, y acabó vendiendo
mandíbulas de tiburón por e-Bay. Luego, cuando comenzaron a ser cientos y miles
los capacitados, siguieron saliendo novedades: comadrejas disecadas, réplicas
de arcos y flechas del S XI, estampillas… Al cabo de 7 años, 33 mil uruguayos (1%
de la población) habían pasado por sus talleres, y hoy exportan más de 500
millones de dólares al año. Si no me creéis, id a http://www.teletrabajo.com.uy/
Me gustó esa idea, y la traje a Chile, cuando estuve en la
Secretaría de Desarrollo Digital. Hicimos un piloto en 9 comunas. Más de mil
personas tomaron al menos tres de los seis talleres (a muchos les bastaba con
eso, luego seguían por su cuenta). Como era de esperar, salieron casos
notables, como el de una joven madre soltera que pensó, al acudir a la
convocatoria de “teletrabajo”, que la iban a capacitar y ofrecer trabajo para
hacerlo desde casa. Grande fue su desilusión al ver que más bien se trataba de
que emprendiera por su cuenta. Pero, como ya estaba allí, se quedó para ver qué
pasaba. Después de 4 talleres ya había aprendido a detectar qué productos eran
los más vendidos en uno de los portales tipo e-Bay que hay en América Latina (www.mercadolibre.com), se había
conectado con proveedores chinos en www.alibaba.com,
usando el traductor de google para hacerse entender, había comprado sus primeras
10 unidades, las había publicado en el portal y había vendido dos… con un 400%
de margen sobre costos. Esa chica aprendió de negocios en 20 horas lo que yo
aprendí en 21 meses en un Máster. O el caso de un artesano de Pomaire, un lugar
típico cercano a Santiago y famoso por su greda, que vendió 500 platos de greda
a un restaurante en su primera semana... podría escribir páginas de páginas de
casos
La cuestión es “dar el salto”. Y aquí hay un tema cultural. Por
decenios, el modelo en España ha sido el de buscar una empresa que os de un
trabajo, o bien hacer oposiciones a cualquier cargo que salga, con la ilusión
de que es un trabajo de por vida. Ese es el paradigma que hay que cambiar. Buscáis
empleo, no trabajo. Ya no hay empleos de por vida. Ni siquiera de por años… hay
trabajo, hay donde ganarse los duros, pero no necesariamente empleos.
De España salieron hace más de 500 años cientos de miles de personas
a “hacerse la América”, con lo puesto, dejando atrás los paradigmas de aquella
época sobre cómo ganarse la vida. No fue fácil, no fue gratis, a algunos les fue bien, a otros no tanto. El “nuevo
mundo” hoy está en la Web. E-Bay mueve más de doscientos mil millones de
dólares al año, y no es el único. Hoy se puede buscar trabajo (no empleo:
trabajo) en muchos portales Web como www.freelance.com,
www.guru.com, www.linkedin.com, y un largo etcétera. La época
en la que hacíamos nuestra “carrera profesional” sobre la base de empleo por
cuenta de terceros se está acabando. El presente y el futuro están en el empleo
por cuenta propia. Personalmente, llevo en ello 15 años, con algunos intervalos
como la Secretaría de Desarrollo Digital, y no es fácil, pero es apasionante. Hoy
trabajo en lo que me gusta y en lo que sé, y deseo eso para todos. Se puede,
pero para ello primero hay que cambiar el foco, de buscar “empleo” a buscar “trabajo”.
Haciendo lo que más nos gusta, y para lo que pensamos tenemos más habilidades. Perdiendo
el miedo a la incertidumbre. Los pescadores salen todos los días a capturar. Están
en lo suyo. Pues eso, hay que salir a pescar. De haber peces, los hay. Y en
Internet tenemos además la caña, las instrucciones para pescar, y los lugares
donde están los peces. El resto, nuestras ganas y entusiasmo. ¡Y creer que el
mundo es redondo!
Al cuerno las oposiciones. Al cuerno el envío de
curriculums, y frustrantes entrevistas de empleo y lo demás. En Internet no
tienes que tener títulos para abrirte camino, ni buena presencia ni un pariente
en el Gobierno. El curriculum que vale no es el “vitae”, sino el “digitae”.
Si en España sucediera lo que en Uruguay – y espero también en
mi país, ya que la iniciativa está ahora en fase masificación – se crearían
casi medio millón de autoempleos, con un incremento en la renta nacional del
orden de 5 mil millones de Euros. Quizá el Estado o una autonomía podría armar
un programa de cómo el que armamos en Chile. En todo caso, para el Estado sería
negocio redondo. Esos 5 mil millones de Euros traerían a las arcas fiscales
unos 600 millones de impuestos por el IVA… cada año. Pero quienes quieran salir
adelante antes, no esperen. Ocupen solo parte de su tiempo en buscar empleo –
cambiar paradigmas siempre es difícil- y el resto, con mucho entusiasmo, a
buscar qué ofrece Internet.
Os sorprenderá, como le ha pasado ya cientos de miles en
todo el mundo.
Alfredo Barriga