Hay dos grandes temas alrededor de las Tecnologías de la Información y Comunicaciones (TIC) y su articulación en las políticas públicas y el desarrollo de un Estado moderno:
1. Herramienta sobre la cual se construye la Sociedad del Conocimiento
El futuro del bienestar de las naciones, su competitividad y su desarrollo ya no van a estar en función de sus recursos naturales como en el pasado, sino en sus recursos humanos: en la capacidad de la nación de conseguir que cada cuidadana y cada ciudadano pueda desarrollar los talentos con los que fue dotado por Dios y pueda aplicarlos para generar bienestar para los suyos y para su país.
La Sociedad industrial está dando paso a la Sociedad del Conocimiento, donde la capacidad de generar, absorber y aplicar conocimiento será lo que va a marcar el futuro de cada individuo y de toda la nación.
Chile está definitivamente fuera de esta competencia en este momento. Tiene que cambiar radicalmente su sistema educativo, enfocándolo no tanto a la transmisión de conocimientos cuanto al potenciamiento del individuo para que desarrolle sus talentos y los pueda poner por obra.
El norte es acercarse lo más posible a ser un país donde cada persona pueda trabajar en aquello que más le gusta y para lo que está mejor capacitado. Ello generará personas con una alta productividad intelectual, emocional y espiritual, aumentando su bienestar y el de toda la comunidad. Detrás de este objetivo asoman las TIC como la plataforma sobre la cual se pueden articular políticas públicas eficaces.
Conocer a cada persona desde el momento en que ingresa en pre-escolar, recoger esa información, pasarla a los profesores, apoderados y al propio interesado desde que tenga uso de razón; generar conciencia de que se trata de desarrollar integralmente a esa persona – incluido el propio interesado – esencialmente supone manejo de información, y las TIC están debajo.
El desarrollo intelectual, emocional y espiritual de las personas; su incorporación en una comunidad cercana y otra global es hoy parte de lo que –espontáneamente- está sucediendo con la apropiabilidad cada día mayor de Internet por parte de cada vez mayor número de personas. Chile debe seguir los pasos de Costa Rica, que hace ya más de 10 años definió como “analfabeto” a quien no sabe leer y/o escribir y/o dominar el inglés y/o usar Internet. Focalizar todos los esfuerzos en tener una tasa de analfabetos del cero por ciento ciertamente genera un país distinto.
Tenemos que dejar de aferrarnos a un modelo que lleva 30 años solo porque ha funcionado en estos 30 años. En solo 10 años mas ya va a ser historia. Naciones más pobres que Chile están entendiendo antes que nosotros las oportunidades de la Sociedad del Conocimiento y están tomando con energía y voluntad política los pasos necesarios para aprovecharlas, asumiendo todos los riesgos de cambio que sea necesario.
Conseguir un computador por alumno en clase – notebook conectado vía WiFi a pizarrón electrónico y con salida a Internet – costaría alrededor de 1,5 mil millones de US$, incluyendo la capacitación a los profesores y el cambio en malla curricular para incorporar definitivamente las TIC en la formación y desarrollo de las personas, y conseguir que sus talentos se manifiesten plenamente. Este importe incluye el desarrollo de los sistemas para que cada persona tenga su ficha electrónica donde se vayan recogiendo sus habilidades, gustos, capacidades, etc., las cuales pueden ser captadas por el sistema económico con gran antelación para conocer a nivel agregado la “capacidad instalada” de “brain power” del `país, y poder planificar empresas y puestos de trabajo en función de dichas capacidades.
Un Plan así de ambicioso nos colocaría en un plazo de 10 años entre los países más capacitados para aprovechar las oportunidades de la Sociedad del Conocimiento. La mantención de un sistema así descrito supondría aproximadamente otros 150 millones de dólares por año. Estos fondos, siendo enormes, cambiarían a Chile para siempre, y lo pondrían entre las naciones de cabecera.
Un dato final, para tener la película clara respecto de los recursos financieros alrededor de esta propuesta: crear un puesto de trabajo de conocimiento (Knowledge Worker) cuesta 100 veces menos que crear un puesto de trabajo en la Gran Minería del Cobre.
2. Plataforma de Gestión del Estado
Todos los procesos, sistemas de gestión y datos del Estado – que es sobre lo que se articula su operación diaria – descansan sobre plataformas tecnológicas diseñadas, desarrolladas e implementadas en estos 20 años pasados. Por el bien del país sería bueno tener – para el eventual caso de un cambio de Gobierno - un levantamiento de todos los procesos del Estado y los sistemas sobre los que están hechos –incluyendo modelos de datos, arquitectura utilizada y sistemas de desarrollo usados.
Administrar el Estado tiene incluso más que ver con el uso de sistemas de gestión que administrar una empresa de servicios o industrial, ya que el Estado es esencialmente un administrador de información. Actualmente las diversas reparticiones del Estado no comparten datos con otras reparticiones para quienes son útiles o incluso necesarios. El resultado es una alta ineficacia en el manejo de información y una pobre gestión de información agregada desde las diversas reparticiones del Estado. A modo de ejemplo, solo con la información recopilada por el SII en el pago de IVA y en las declaraciones de renta se podría tener "government intelligence" para conocer mejor cómo son las interrelaciones económicas en el país, qué sectores son más dinámicos, cuales se están estancando, cuanto aporta cada uno al PGB, y un largo etcétera.
Hay infinidad de información dentro del Estado que sería provechosísima para mejorar las políticas públicas, especialmente cuando se mira el Estado como una única unidad de información y se pueden cruzar datos. Y hay aún una enorme brecha digital entre reparticiones del Estado, en algunas de las cuales – ¡todavía! – se usan papeles para llevar registros. Para hacer esto posible se requiere voluntad política.
Además, los sistemas desarrollados se construyeron “hacia adentro”: pensando en la eficacia de la gestión pública sin incorporar al ciudadano en el proceso. El costo hora de personas haciendo trámites burocráticos se valoró en cero al hacer dichos sistemas. Habría que rehacerlos pensando en la eficacia-país más que en la eficacia-Estado, incorporando el costo de los ciudadanos que deben hacer trámites. A modo de ejemplo, hay algunos documentos que son simplemente insumo para otros procesos administrativos, como el certificado de nacimiento. Ese dato ya está en el sistema, por lo cual todos los demás procesos que requieren certificado de nacimiento podrían ir a buscar dicho dato a los servidores del Registro Civil.
Las TIC permiten implementar una visión del Estado orientada al ciudadano. Ese fue uno de los principales objetivos de la primera Agenda Digital que se diseñó. Las TIC permiten un Gobierno central y local transparente y “accountable” (que responda). Las TIC permiten un gobierno más participativo en el que los ciudadanos se sientan parte del proceso. Por ejemplo, que los votantes evalúen y le pongan nota a sus representantes en la Cámara y el Senado. Las posibilidades son enormes, y los proyectos no son caros de desarrollar. Solo falta voluntad política, foco y el presupuesto necesario para hacerlo. Al final, se muestra que se cree en lo que se dice cuando se gasta en lo que se cree.
Alfredo Barriga
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